ABMarineGroup es una empresa venezolana con más 40 años de historia que, cansada de la inestabilidad política de su país y la falta de garantías, se vio obligada a emigrar a otra parte.
Fue entonces y después de estudiar varios destinos que esta
firma dedicada a la fabricación de embarcaciones decidió hace cuatro años
instalar su planta en Colombia, específicamente, en la Zona Franca de
Barranquilla.
“Pensando en países cercanos a nuestros destinos como
Estados Unidos y el Caribe finalmente se concluyó que Barranquilla era la mejor
opción por su ubicación”, contó Hermes García, gerente de la fábrica.
Mano de obra. Cada embarcación demanda un trabajo intensivo
en mano de obra. “Por mucho que se quiera modernizar el proceso, su naturaleza
es manual en todas sus etapas”, explicó García.
En la fábrica de ABMarineGroup de la Zona Franca, laboran
150 personas, de las cuales 110 son operarios capacitados que se encargan de
elaborar las embarcaciones desde la producción de los cascos (la parte dura de
la lancha, los flotadores, hasta la instalación eléctrica y mecánica.
Buena parte de la mano de obra está compuesta por técnicos
eléctricos, soldadores en aluminio, pintores, personal con habilidades en
confección de textiles y zapatería, así como aprendices del Sena, quienes
llegan con los fundamentos básicos a la fábrica y allí son entrenados para la
fabricación de embarcaciones.
El 99% de la producción de estos botes inflables destacados
en el mercado internacional por ofrecer buenas condiciones de seguridad,
estabilidad y navegabilidad, se exporta a países como Estados Unidos,
Venezuela, Ecuador, Tailandia, Hong Kong, Nueva Zelanda, Australia, Francia,
Turquía, Inglaterra, el Caribe, Antillas, Chile, Uruguay, Puerto Rico,
Guatemala, Panamá, México, Canadá y Egipto.
“Hemos logrado entrar a nuevo mercados debido a las ventajas
que ofrecen estos botes, por ejemplo, tienen mayor capacidad de carga, son más
livianos y consumen menos combustible”.
Antes de ser despachados en contenedores, la producción pasa
por los respectivos controles de calidad. En un embalaje pequeño pueden caber
aproximadamente 40 botes livianos.
Actualmente son los únicos fabricantes en América en hacer
embarcaciones semi-rígidos con caso de fibra de vidrio o aluminio de grado
marino. La mayoría de los materiales son importados de Europa y Estados Unidos.
“Los cascos de aluminio los hacen muy resistentes y ligeros,
ideales para el uso en lagos, ríos y costas rocosas”, explicó el Gerente de la
fábrica, luego de dar un paseo por la planta y conocer cada uno de los
procesos. Estos son fabricados en aluminio grado marino y son sujetos a
rigurosos exámenes realizados por un laboratorio externo.
Elaboración. El flotador es elaborado con un poliéster
resistente, cubierto con hypalona-neopreno, apto para todo tipo de clima.
Cada embarcación antes de salir del punto de fábrica, es
sometida a exámenes de presión, inspecciones de costuras y pegado.
Anualmente la producción alcanza los 2.500 botes y se pueden
encontrar en el mercado en distintos precios dependiendo del modelo, tamaño y
fabricación.
Una persona común y corriente que quiera comprar un bote de
este tipo, lo puede encontrar en el mercado desde $4 millones, pero si se trata
de un embarque de 28 píes, el de mayor capacidad, el precio podría llegar hasta
los $80 millones.
Por Jenny Patricia Perdomo
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