viernes, 21 de noviembre de 2008

El tinto de Doña Rebeca

"Yo tomo tinto en esta casa hace 15 años Doña Rebeca y su nieta siempre nos han atendido muy bien, además es muy agradable hablar con ellas" dice Carlos Suárez. Todas las mañanas, don Carlos se sienta en la tienda de Rebeca Olarte, una mujer de 75 años que abre todos los días su negocio a las siete en punto, se sienta en su mecedora y espera sus clientes mientras la nieta organiza las sillas. Con el tiempo, sus clientes, más que vecinos, se han vueltos sus amigos.
Rebeca llegó hace 20 años al barrio Calarcá con su hija Esperanza que para ese entonces estaba embarazada. Cuando su nieta nació, su hija Esperanza esperó un tiempo, empacó sus cosas y se marchó sin dar ninguna explicación y dejando una pequeña de seis meses . Hasta el día de hoy Rebeca no sabe nada de su hija, sin embargo, todos los días la recuerda al hablarle a su nieta Herly Olarte, de su madre.
Hoy, Herly tiene 19 años y desempeña un papel fundamental en la vida de Rebeca, quien con el paso del tiempo ha ido perdiendo paulatinamente sus sentidos. Su nieta son sus ojos, sus oídos y su existencia.
"Cuando mi hija se fue, mi situación económica empeoró, los gastos que generan un bebe son muchos y yo no tengo una pensión ni nada parecido, ahí fue cuando decidí montar un negocio de tintos (siempre me han dicho que me quedan muy ricos)", cuenta Rebeca mientras se toma uno. Empezó vendiéndolos en un termo en las calles, ofreciendo sus tintos a taxistas y transeúntes. Luego, vendía empanadas y galletas y dulces para seguir incrementando sus ahorros y con un auxilio que logró del gobierno ,compró la casa que antes ocupaba en calidad de arriendo. "Desde ahí las cosas fueron mejorando, yo seguí ahorrando mucho y monte mi negocito," dice Rebeca. Un negocito pequeño para muchos, pero grande para ella porque con las utilidades que la tienda y el tinto deja, pudo darle estudio a Herly.
Actualmente el negocio continúa, y tiene unos clientes fijos como el señor Carlos Suárez que además de tinto busca a su amiga Rebeca. La historia de él se repite con muchos más que dicen que tomar tinto allí es como tomárselo en casa porque se disfruta de una buena compañía. Doña Rebeca ya no vende en las calles, espera a sus amigos en su negocio y ahí aguarda todo el día, hasta que Herly, su nieta regrese de su trabajo y su estudio. Ahora ella es dice Rebeca la que lleva la 'batuta' en su casa, sin embargo a Herly eso no parece molestarse, pues dice que se siente completamente feliz porque tiene la mejor abuela de todas y que mientras le sea posible le devolverá con intenciones y cuidados todo lo que esta mujer emprendedora a hecho por ella.

'Popeye el del Calarcá soy'

Todos los días recorre las calles una y otra vez como si sus pisadas se hubiesen perdido. Los 60 años que aún no aparenta se reflejan en cada grito que sin pensar deja en las calles que transita. Es un hombre de estatura baja y de piel blanca, con facciones muy similares a "Popeye el marino", dicen algunos habitantes del barrio. En su cabeza ya no hay cabello y su caminar lento y sus arrugas hacen cada día más notoria su vejez.
Vive en el barrio Calarcá hace más de 30 años. Sus vecinos cuentan que a las 6 de la mañana sale de casa acompañado de un bastón y una bolsa para recoger cuanta basura encuentra.
De su familia no se sabe nada. Lo poco que cuentan, lo hacen terceros como don Jaime el dueño de la tienda o Gloria que lleva vendiendo arepas sobre la Avenida Tobogán más de 25 años. De él pocos saben, pero mientras muchos se esmeran en inventar historias sobre su vida en el barrio, otros sencillamente afirman conocerlo por su silencio… y es que Popeye no pronuncia palabra con nadie.
Ruby Ibáñez dice que 'Popeye' vino de la Costa huyendo del olvido, producto del abandono de su esposa. Leidy Gardeazabal dice que se perdió de su casa, que se cansó de buscarla y que esta aquí porque es el único sitio de donde no lo sacan. Ricardo Muñoz no se atreve a especular, dicen que esta loco y lo dicen porque canta gritando canciones que solo él entiende. Otros evitan chocarse con 'Popeye' por miedo que en uno de sus ataques repentinos salgan lastimados. Y otros, intentan hablarle por la curiosidad que su apariencia causa ,pero no logran conversación alguna porque el silencio es su única respuesta.
Cuando escucha su apodo, el rostro se le transforma, unas veces acepta ser llamado así cuando de comida se trata, pero otras veces le disgusta ser llamado 'Popoeye' o 'loco' sobre todo cuando pasan los estudiantes en manadas, que lo intentan ridiculizar y hacer enfadar. Él toma su bastón y lo usa como arma para defenderse de cuanto peatón encuentra. Grita que no le gusta que le digan así y después de pelear un rato sigue su camino y sigue con sus canciones.
Pilar Urrea cuida de sus heridas o de sus golpes cuando acude a ella, pues un día llego al hospital San Francisco donde ella antes trabajaba y se conmovió al verlo. "Un hombre a esa edad completamente solo en el mundo, sin vivienda, sin protección, sin amor. Hace tiempo perdí a mi padre y cada vez que veo a 'Popeye' su imagen frágil y al mismo tiempo cómica me lo recuerda" dice Pilar. Desde ese día ella trata de colaborarle en lo que más puede. Lo ve salir en las mañanas. Sabe que 'Popeye no tiene donde dormir y cada noche, alrededor de las diez, le abre la puerta de su antejardín. Sólo con ella medio cruza palabras en un lenguaje que solo los dos entienden. 'Popeye' parece contarle lo que hizo en el día y quejarse lo que para él no fue grato.
Cuando Pilar debe hablar del origen de este hombre, no puede decir mucho. Solo repite lo que el barrio en general cuenta. Lo describe como un hombre misterioso y que a pesar del cariño que le tiene no confía ni en ella misma. Después de conocerlo y en ocasiones contar de su compañía, ignora hasta su nombre, así que prefiere llamarlo abuelo y él le entiende.
Los habitantes del Calarcá lo ven como un hombre vigoroso y pronostican una larga vida para él, su única amiga: Pilar, espera que todos acierten en sus comentarios, entre tanto 'Popeye' solo observa a todos, con su mirada perdida, cantando y recorriendo las calles una y otra vez como si sus pisadas se hubiesen perdido.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La comunicación entre periodismo y literatura


Obtener información detallada y precisa exige niveles de investigación tan profundos, que sólo géneros como la crónica puede satisfacer. La crónica puede despertar gracias a lo que el lenguaje le concede, un interés humano que hace que el hombre pueda interpretar aquellos hechos que le dan sentido a su vida. Pero en realidad ¿es la crónica el género que narra verdaderamente los hechos? o acaso ¿es la crónica un estilo propio de la literatura que un género periodístico? Es por eso que el presente ensayo tiene como objetivo principal, demostrar el nivel informativo e investigativo que la crónica ha alcanzado, hasta el punto de convertirse en la mejor alternativa como propuesta comunicacional en el ámbito periodístico de la actualidad.
El valor agregado que el lenguaje literario ofrece, brinda la posibilidad de darle vida al personaje y a la historia. Es por ello que la crónica se le ha permitido el uso de metáforas, símiles o comparaciones. Un ejemplo más real lo vemos recopilado en el libro Antología de grandes crónicas colombianas en su II versión, en donde se encuentra desde Gabriel García Márquez, Roberto García Peña, hasta el periodista tolimense Eduardo Santamaría entre otros.
En este libro podemos hacer una apreciación general de cómo diferentes sucesos que marcaron historia en Colombia, fueron llevados entre una mezcla del periodismo moderno, el reportaje y el uso de las figuras anteriormente dichas, a realizar historias de tragedias, humor y felicidad, llenas de pequeños detalles que hacen que la narración se engrandezca y el lector abra su corazón a una historia más, con la probabilidad de poder identificarse con ella y su verdad. Historias que se funden con la literatura, hacia una actitud renovadora, creativa y comprometida que destacan hechos que trascendieron al país y que marcaron en la vida de los colombianos un recuerdo ya sea bueno o malo, pero que sin duda dejó algún legado.
Particularmente mencionaría la crónica escrita por Eduardo Santamaría, en donde narra los últimos momentos que Omaira, icono de aquella tragedia, cuando en 1985 la erupción del volcán nevado del Ruiz creó una avalancha de lodo y piedra que arrasó con la ciudad de Armero. El autor no solo cuenta, o narra la historia, pues aunque no yo no estuve allí, pude revivir la angustia y la impotencia de aquellos que si estuvieron. Es de esta forma que el escritor y periodista logra el objetivo, recopilar todo el material posible para poder narrar mediante técnicas literarias todos los gestos de su personaje y la descripción completa de la escena que se desarrollaba ante sus ojos.
Por lo que se refiere al primer párrafo, esta crónica tiene la tendencia a captar el interés al lector. Comienza como con una especie de apelación ante el hecho por medio de frases impactantes logrando dolencia ante el hecho, dicho de otra manera la crónica tiene como característica fundamental comenzar con un párrafo que resulte llamativo al lector, que describa todos los detalles importantes del suceso y las reflexiones que en algunas ocasiones aparecen implícitas por el cronista, ya sea por medio de la ironía, una critica o un juicio.
De igual forma todas las crónicas del libro de Antologías, van narrando de manera cronológica la historia del personaje, del lugar o del acontecimiento. De acuerdo con la escogencia de cada autor se encuentra una combinación de historias clasificadas como lo cita el autor Daniel Samper Pizano "amarillas" o "blancas" por su contenido. Las "amarillas" tienen material más subjetivo y generalmente la voz autorizada es una persona o ciudadano común; las "blancas" usan material más objetivo y la voz autorizada la hace la autoridad y un profesional (1).
Vale la pena mencionar que la combinación de literatura y crónica, ha permitido que muchos periodistas tomen el camino de la narración, si se podría decir “adornada”, ya que ofrece la posibilidad de expresar tanto al escritor como al lector formas de ver la vida y la historia, y como un conflicto personal puede llegar a hacer un conflicto universal. Así mismo, la crónica debe manejar un lenguaje sencillo, que con ayudas de adjetivos reiterativos ayuda a conceptualizar las descripciones. Por otro lado, la utilización de los verbos ubica al lector en la historia y le dan más credibilidad a texto.
Pero ¿Qué tan real podría ser la historia? ¿Podría tratarse de una vida ficticia que seguramente le dará más dramatismo al texto? Ante este interrogante es necesario traer a colación uno de libros más importantes y enriquecedores para mi léxico y aprendizaje sobre crónica en la academia. Al escritor polaco Richard Kapuscinski, que mediante su libro La guerra del Fútbol y otras historias logra varias descripciones que personifican al protagonista de la narración, y el ambiente tan difícil de aquella realidad cruel que vio y vivió para lograrlo.
Particularmente en el caso de Kapuscinky sus historias están desarrolladas en un ambiente de guerra de desasosiego, donde en varias ocasiones arriesgo su vida para conseguir aquellas historias que aunque parecerían sacadas de la ficción manifiestan el ambiente real de corrupción que viven la humanidad.
En la guerra del fútbol, la historia permite al lector comprender, que a partir de las experiencias vividas, un pequeño conflicto puede terminar siendo un conflicto universal. Un caso que para mi apreciación era común, pero que sin duda era distinto porque trascendió los limites de lo inesperado. El enfrentamiento de dos países: Salvador y Honduras, para la eliminatoria del mundial de fútbol de México de 1970.
El autor cuenta como los equipos con el animo de ganar realizan cada uno de ellos goles al equipo contrario, y como es normal en cualquier partido de fútbol este no era un caso diferente se tenia que desempatar para tener la victoria. Finalmente fue el Salvador quien ganó y es cuando Kapuscisky, relata el problema que se desató, ya que muchos sentimientos encontrados como la euforia y la rabia hicieron que honduras lanzara represalias por su derrota a campesinos salvadoreños. Fue a partir de ese momento como dice el autor, que empezaron aquella guerra inútil, donde la intervención no solo era por una derrota sino que terminó siendo una cuestión política, en donde primaban intereses políticos y económicos. Sin embargo y afortunadamente esta disputa terminó semanas más tarde, cuando el ejército salvadoreño, se retiró del país vecino. “El fútbol ayudó a enardecer aun los ánimos de chovinismo y de histeria seudo patriótica, tan necesarios para desencadenar la guerra y fortalecer así el poder de las oligarquías en los dos países” (2)
Adicional a la guerra del fútbol, sus demás historias también se sintetizan en un estilo propio de la crónica, al contener reportajes serios y fundamentados utilizando la ironía como la herramienta sarcástica para ser crítico en la historia. Pues dentro de las posibilidades que ofrece la crónica es le de poder emitir un juicio subjetivo y para ello recurre a la ayuda de la literatura. Sin techo en Harlem y Nigeria, verano del 66 entre otras, que se encuentran en el compendio del libro están llenas de descripción, haciendo alusión a una de las características fundamentales de la crónica.
Ryszard Kapuszinski, contó con la oportunidad de viajar por el mundo, y escribir de algunos continentes en donde estuvo, especialmente África y centro América, aquellas sociedades llenas de sucesos que por simple que parecieran estaban llenos de vida, perdidos en el anonimato que debían ser rescatados para hoy ser conocidas. Sin necesidad de recurrir a la ficción, mostrando las vivencias, la pobreza, la guerra y las necesidades que muchas personas viven, lo cual hacen que exista emotividad y se genere un sentido humano, no solo en el relato sino que para la persona que las leen.
Estas historias se vuelven sumamente interesantes en la medida en que los hechos se pueden relacionar con el presente, es decir que las ventajas que ofrece la crónica es que permite dar un manejo del tiempo, en donde esa historia debe perdurar porque generalmente en el momento en que se lea debe dar la posibilidad de identificarse con los personajes independientemente de quienes sean y como sean.
Otra de sus ventajas es que siempre permite que el cronista pueda hacer un juicio en el texto, lo que hace que el lector realice una reflexión sobre lo que lee y pueda quizás hacer cambios a manera personal de aquello que fue significativo para él. Sin embargo ¿es la crónica el mejor medio escrito para despertar sensibilidad en las personas?
Ante este interrogante me parece necesario comentar historias que brindan la realidad por medio de descripciones, la imagen de cada personaje, logrando que el lector pueda pensar, pueda odiar y hasta pueda amar.
Para el caso de libro: Los periodistas literarios o el arte del reportaje personal, en la historia de Mark Kramer, “procedimientos invasores” se condensa en múltiples descripciones, que sin duda alguna hace pensar que el autor necesariamente tuvo que estar en el suceso para narrar en forma tan exacta y creíble. “Despojada de sus ropajes pasan a la paciente a la camilla. Su costilla y su pulmón dejan la sala en su propia camilla, cubiertas ahora como si la carga fuera un diminuto cadáver entero. Nosotros seguimos en fila tras la paciente, a quien llevan rondando por el pasillo hasta la sala de recuperación. Unas enfermeras nuevas, entre aquellas del hospital con más posibilidades de ejercer sus habilidades libremente, se afanan en torno a la camilla al rodar hacia la sala de recuperación. Stearne le pasa a una de ellas unos de los frascos intravenosos que ha llevado en alto durante el corto trayecto. La paciente despierta rápidamente y, en alguna parte de su ávido cerebro, debe de oír a la enfermera, una enfermera grande, sudorosa y pelirroja, decirle suavemente al oído: “todas vamos a estar pendiente de ti cariño. ¿Quieres que te suba la cobija? ¿Te duele la mano? Solo tiene unos tubos, eso es todo” (3)
Este pequeño pero ilustrativo fragmento, evidencia que Kramer tuvo que estar presente en el suceso sin dejar pasar cada detalle por insignificante que fuese, pero que la hace interesante y diferente a muchas otras.
Pero si de hablar de sensibilidad de trata, la relación entre investigación la parte noticiosa con la literatura, es indispensable recordar al conocido autor Truman Capote con su gran historia A sangre Fría. Este libro que posee un estilo más periodístico, lleva a la reconstrucción de un asesinato múltiple y de sus consecuencias. El reportaje, más que nada periodístico, se centra en el asesinato de la familia Clutter, unos granjeros de Kansas, cometido en 1959 por Eugene Hickock y Perry Smith. El caso dio el inicio para convertirse en una gran historia por Truman, necesariamente de una profunda investigación de campo, un análisis detallado de los registros oficiales y largas entrevistas con los involucrados.
Su logro en la novela en materia investigativa radica en que el autor tuvo que trasladarse a aquel pueblo a vivir una larga temporada a Kansas, donde pudo visitar el lugar, además de recoger el material ambiental necesario. Luego indagó y siguió la vida en prisión de los asesinos hasta que fueron ejecutados, al cabo de cinco años. De esta forma y como lo nombré anteriormente luego de convertirse en una novela periodística con ayuda de la literatura triunfa en mantener no solo la verdad de los hechos sino que además la trama y el suspenso que se requiere en una novela de este género. Hoy por hoy vemos como pudo transformar literariamente un suceso al grado de convertirlo en una historia que, a pesar del paso de los años, sigue siendo considerada más que nada una obra literaria. Obra que de no ser crónica, muy seguramente no hubiese trascendido en la vida de las personas.
Evidentemente es probable que muchos piensen que este tipo de género no debería ser parte del estilo periodístico. Pues bien, ahora podría explicar que se trata del mundo creativo, de traspasar los límites convencionales del periodismo que se basan en solo contar noticias objetivas, de mostrar en un artículo lo que sucede y ocurre a nuestro alrededor. Hoy un reporte puede convertirse en una novela, un artículo puede transformarse en cuento, o sencillamente una nota tener una dimensión estética. Todo esto elementos propios de la literatura pero que involucran lo más importante y lo que nunca debería perderse en los seres humanos: sensibilidad.
Son muchas las crónicas que se suman a adoptar investigación sucesos y estilos de vida, mucho más imaginativas, como es el caso de la historia: La ofensiva y la boda y la libertad del anterior nombrado Ryszard Kapuscinski. Un periodismo mucho más creativo obviamente que con el uso de la poesía, no pierde la esencia del periodismo.
Así vemos que como la crónica tomada desde el punto de vista comunicacional, y por ser elemento informativo, ha trasformado la manera de ver el periodismo, por que ha realzado la verdad profunda de lo narrado. La ficción no existe, pues tanto los personajes como los hechos son reales.
La buena investigación y la literatura, son las nuevas herramientas que ya se aplican en el periodismo moderno ya que existe una mezcla perfecta entre lo real y objetivo, la sensibilidad y el interés ante un acto de crueldad o tristeza. La crónica además de ser el texto narrativo de unos hechos, contienen también la valoración interpretativa de los mismos, ya que se trata de un género que, particularmente, está redactado con un estilo ambiguo entre un periodismo informativo y de opinión. Es la narración de una noticia con ciertos elementos valorativos, que siempre deben ser secundarios respecto al relato del hecho que la origina. Se trata de un texto que intenta reflejar lo acaecido dando fechas, datos exactos, y por su puesto acción, felicidad y sufrimiento.
Con los libros citados con anterioridad, se manifiesta que el cronista tiene la misión de informar sobre lo sucedido, de contarlo, pero, a diferencia de la noticia, lo comenta desde su punto de vista. Es un relato sobre un hecho noticioso, pero en el que se incluye la valoración parcial de su autor. Se trata de una interpretación subjetiva de los hechos ocurridos, contados desde el lugar en el que se producen y con una implicación clara de su cronología. Por esta condición, podríamos pensar que la crónica corresponde a ser estrictamente de carácter informativo. Pero Kapushiski, Gabriel García Márquez, Guillermo Cano, Jane Kramer, Barry Newman entre muchos otros autores demuestran que lo importante de este género es la función narrativa, y lo definen en sus historias como un relato directo e inmediato de una noticia, una narración de los sucesos de actualidad con un esquema poco rígido. Sin embargo aunque el hecho relatado en la crónica es rigurosamente objetivo, está elaborado con una riqueza de vocabulario y con una interpretación personal que hace pensar, y lo alejan del periodismo estrictamente informativo.
Para concluir, vale la pena decir que con las crónicas mencionadas contienen límites éticos del periodismo, lo que impiden la deformación de lo que realmente sucedió. Ante todo se plasma la visión personal del cronista, sin desvirtuar los hechos noticiosos fundamentados por la objetividad, aunque dispone de total libertad de estilo, el cronista, como en todo trabajo periodístico, tiene la obligación de dirigirse a todas las personas, con la convicción de dejar a libertad del lector lo quiere pensar, por lo que debe elaborar un texto claro, conciso y transparente.
En libro de Antologías la historia de la Divina y el torero, una eterna novela, pese a ser una crónica de personaje en donde debe quedar los más representativo para hacer a la historia interesante, su escritor Guillermo Cano, utiliza párrafos cortos, donde va contando la paradoja de vida que dos personajes famosos comparten. Un matrimonio que cuenta que la felicidad aun en los matrimonios existe.
Finalmente, las crónicas recopiladas en La guerra del fútbol, Antología de grandes crónicas y el arte del periodismo literario, son tan variadas como los estilos de sus autores. Cada cronista imprime su sello personal, por lo que intenta hacer una clasificación teniendo en cuenta el tema que están tratando, sin perder la esencia del escrito, que es informar, dar a conocer aquella historia que por algún momento estaba perdida, pero que ahora es comunicada a la sociedad. Y por supuesto con el estilo propio al contener diferentes recursos creativos, ya que es el rasgo característico de su esencia como género periodístico diferente.
JPP

Una vida...para tocar


Hoy Chilo Rey con 82 años de edad, aun hace sonar el saxofón de su orquesta. Reconoce que sus mejores tiempos ya han pasado, pero aclara que lo que nunca podrá perderse es el verdadero gusto por la música. “aquella música tradicional y típica de nuestro país, que en ninguna otra parte existe, que se distingue por su sabor, y hace que el cuerpo no pare de bailar”.

Chilo como lo llamaban desde pequeño sus amigos, nació en la vereda el gramal en Baraya Huila, el 2 de septiembre de 1925, su verdadero nombre es Isidro Reina Figueroa. Hijo de Pedro Josias Reina y Maria Inés Figueroa, y aunque jamás pensó en dedicarse por completo a la música porque su profesión como sastre parecía hacerse cumplir. Gracias a su amigo y profesor Nicolás Andrade, su destino empezaba a cambiar.

Al cumplir sus 16 años de edad en compañía de 4 amigos más empezaron a asistir a toques musicales. Su interés por la música empezó a crecer hasta tal punto que los otros oficios de sastrería o cultivo de tabaco que era a lo que se dedicaba su padre se perdieron por completo. Ahora no era un simple gusto, dice chilo “era realmente mi vocación y mi vida”.

Sin pensar que de aquel humilde pueblo comenzaría su carrera musical, con nostalgia recuerda su primera retreta en la plaza de su pueblo al tocar “la zamba teresa”, con el primer instrumento que con doce pesos compró: el clarinete. Aquel pueblo bello y olvidado del cual tuvo que abandonar porque de no haber sido así a lo mejor su talento no se hubiera conocido.

Su primer trabajo como músico lo obtuvo en la orquesta de Baraya “recorrimos a pie el alto del oso y el filo de la ceja en el Huila, además de los diferentes municipios como Gigante, Garzón, Campoalegre entre otros”. Su trabajo como principiante no le dejaba una gran ganancia pero el solo hecho de tocar era quizás la mejor felicidad que la música le podía dar, “el dinero era solo un incentivo pero el placer y el bienestar que la música proporciona en las personas no se compara con la plata” dice chilo

En el año 1947 su gran oportunidad al fin había llegado, logró entrar a la banda departamental del Huila, luego de presentar una audición. Aquella gran oportunidad que jamás olvida, pues de no ser por el fallecimiento de un integrante de esa banda esa ocasión jamás se hubiese vuelto a presentar, fue entonces que durante 4 años trabajó dedicado por completo a la banda. Pero como músico que se respete según chilo fue el trago lo que le provocó su salida.

“El destino de todo músico es siempre abrir nuevos horizontes donde siempre habrá público para nosotros y música para otros” fue a partir de ese momento que decidió con su mejor amigo Rafael Montoya y como cariñosamente le decían “el paisa”, irse para Ibagué con lo único que lo acompañaba: 5 pesos en el bolsillo. Tomaron el tren y viajaron más de 7 horas para llegar a aquella ciudad llenos de ilusiones y sueños, pensando que por ser conocida como la ciudad musical, les proporcionaría lo que estaban buscando: progreso musical y estabilidad económica.

“Mi amigo tenia gran amistad con el Dr., Manuel Gómez reconocido en la ciudad por ser el dueño del hotel Lusitania, y tener grandes influencias políticas sobre todo conservadoras, fue así como logramos entrar a trabajar en esta gran banda, pero al salir, también salimos por asuntos políticos, la mayoría eran liberales y yo por ser conservador perjudicaba la hegemonía del partido” señala chilo.
El estar dentro le permitió estudiar en el conservatorio con el maestro Escuarcheto interpretando el clarinete y a la vez trabajando como independiente, tocando los días martes en la plaza Bolívar, los jueves en el parque Murillo Toro y los sábados en el parque Galarza.

A partir de entonces su visión como músico empezó a conocerse en lo pueblos del tolima, pero en año de 1945 lo invitaron a formar parte de la orquesta tropical recorriendo el país participando en la feria de Manizales, en el festival folclórico de Huila y Tolima y en la Costa Pacifica.
Su profesión como músico le permitía relacionarse con grandes personalidades de la ciudad así que de esta forma fue que obtuvo su casa cuando en 1953 Diego Londoño dueño de los lotes de san diego y santa barabara le aconsejó para que se metiera en uno de ellos y comprara la que hoy es su casa.

Estuvo en la orquesta cubana del Dr. Justiniano Caicedo-ritmo tropical, tocando para la inauguración del club de comercio en el año de 1954, y para los diferentes eventos que el club organizaba. Para ese entonces su competencia era la orquesta caribe, bajo la dirección de Demetrio Cuevas, dos años mas tarde en 1956 se paso a ésta porque notó que poseían un mejor pago y organización lo que contribuiría a su estabilidad económica.
Allí duro dos años, hasta que paso a la Sonolux de Medellín estrenada el 15 de septiembre de 1962, tocando para grandes eventos en el hotel Lusitania y el club de comercio, actualmente donde es la universidad del Tolima. Su memoria admirable recuerda q tocaron para grandes comerciantes de la época como el Sr. Augusto Medina de Comfenalco, Nicolás Rivero representante de la Ford y los Beltrán.

Creó la orquesta casino night club frente al parque Galarza, de la cual disfrutó durante años interpretando twister, jazz, rock and rooll. Porros, vallenatos y baladas. En 1962 también estuvo en la orquesta sonovision, nacida de la idea de Humberto Jaramillo locutor y periodista bajo la dirección de Roberto Díaz Carvajal. Presentándose en Armenia, Calarca y Pereira.
“El licor fue ese vicio indestructible, difícil de dejar que hizo que me despidieran muchas veces” dice chilo, al recordar el motivo por el que fue despedido de la banda departamental. Así que tuvo que ingeniarse la manera para vivir y creó junto con 8 músicos más su orquesta Chilo Rey, la cual seria su sustento económico y la de su familia. Pero allí permaneció hasta el año de 1966, pues pese a que fue el fundador de ella su mal comportamiento por culpa del trago lo dejó sin compañeros lo dejó sin orquesta.

Su talento innegable le abrió las puertas a la banda del batallón Jaime Roote hasta 1975 en donde logró pensionarse. Posteriormente en 1979 fundó la papayera sálvese quien pueda en donde Edgar Antonio Valderrama coordinador del festival y amigo de chilo le dio trabajo en los tablados para alternar con Pacho Galán.

A don Isidro solo su pelo blanco cubierto de canas, su robusto cuerpo y simpática cara, además de un tocadiscos antiguo, varios instrumentos y cuadros que adornar su casa de orquestas musicales, demuestran sus innumerables triunfos, y todo el proceso que durante años ha hecho feliz no solo a quienes lo ha visto interpretar una melodía sino a si mismo, pues solo alguien como Chilo Rey con su edad recuerda fechas exactas y nombres correctos como si lo vivido hubiese pasado ayer. En 65 años de trayectoria musical, ha recibido tan solo un reconocimiento de la corporación folclórica el 14 de octubre de 1993. Además el autor tolimense Carlos Orlando Pardo le hizo un homenaje al incluirlo en su libro músicos del siglo XX, sin embargo es la sociedad y la tendencia misma dice chilo los que lo han olvidado, “se escucha otra música que la modernidad a traído consigo y nosotros hemos quedamos en el olvido”

A sus hijos siempre les ha inculcado el amor por la música y con orgullo y admiración menciona a sus hijos: Fernando, egresado del conservatorio del tolima, profesor de bellas artes de la universidad del atlántico, e integrante de la orquesta bananas, conocida a nivel nacional e internacional, y de su nieto integrante de la nueva generación de tupamaros. Isidro su otro hijo quien falleció el 3 de agosto del presente año, fue músico de su actual orquesta, dejó como legado en la música a su hijo en la base naval. Sus otros nietos Juan Daniel y Santiago Oviedo hijos de Marta Inés Reina y el profesor Oviedo como él lo llama también estudian música en le conservatorio del tolima.
Hoy don chilo constituye una familia feliz, y le agradece a su esposa toda la paciencia y el amor que le ha dedicado por que de no ser por eso el licor ya lo hubiese acabado.
Ahora trabaja junto a su hijo Hernando mas conocido como chacho. “El que me cuida mientras asistimos a los toques” dice chilo. En diferentes eventos de firmas comerciales como Escobar y Arias, Club Campestre y Cortolima y claro! alguna en el festival folclórico realizando toques con la firma de interaseo con la que llevan tres años seguidos suministrándoles la alegría y el jolgorio que solo chilo rey sabe hacer.

Su vida transcurre rodeada de música y no lo digo por sus triunfos que son muchos, sino que paradójicamente, esta rodeado de vecinos músicos como Ernesto García de la orquesta la diferencia, Guillermo Barrero, Sandoval y los Pinto que también son profesores de música. Tanto ellos como Chilo con ansias esperan reunirse el 4 de diciembre para celebrar el día de la patrona de Santa Bárbara alusión que toma el nombre del barrio para darle tributo a la virgen. Igualmente, esperan el regreso de su hijo Fernando a la ciudad de Ibagué para celebrarle sus 50 años de edad, haciendo una gran fiesta y nuevamente puedan integrarse como todos los años al llegar diciembre especialmente 24 y 31 todos la personas que componen a esta gran banda y probablemente la mejor de su vida la de su familia Reina Tovar.

JPP

lunes, 10 de noviembre de 2008

Villarestrepo

Ibagué Tolima