viernes, 21 de noviembre de 2008

El tinto de Doña Rebeca

"Yo tomo tinto en esta casa hace 15 años Doña Rebeca y su nieta siempre nos han atendido muy bien, además es muy agradable hablar con ellas" dice Carlos Suárez. Todas las mañanas, don Carlos se sienta en la tienda de Rebeca Olarte, una mujer de 75 años que abre todos los días su negocio a las siete en punto, se sienta en su mecedora y espera sus clientes mientras la nieta organiza las sillas. Con el tiempo, sus clientes, más que vecinos, se han vueltos sus amigos.
Rebeca llegó hace 20 años al barrio Calarcá con su hija Esperanza que para ese entonces estaba embarazada. Cuando su nieta nació, su hija Esperanza esperó un tiempo, empacó sus cosas y se marchó sin dar ninguna explicación y dejando una pequeña de seis meses . Hasta el día de hoy Rebeca no sabe nada de su hija, sin embargo, todos los días la recuerda al hablarle a su nieta Herly Olarte, de su madre.
Hoy, Herly tiene 19 años y desempeña un papel fundamental en la vida de Rebeca, quien con el paso del tiempo ha ido perdiendo paulatinamente sus sentidos. Su nieta son sus ojos, sus oídos y su existencia.
"Cuando mi hija se fue, mi situación económica empeoró, los gastos que generan un bebe son muchos y yo no tengo una pensión ni nada parecido, ahí fue cuando decidí montar un negocio de tintos (siempre me han dicho que me quedan muy ricos)", cuenta Rebeca mientras se toma uno. Empezó vendiéndolos en un termo en las calles, ofreciendo sus tintos a taxistas y transeúntes. Luego, vendía empanadas y galletas y dulces para seguir incrementando sus ahorros y con un auxilio que logró del gobierno ,compró la casa que antes ocupaba en calidad de arriendo. "Desde ahí las cosas fueron mejorando, yo seguí ahorrando mucho y monte mi negocito," dice Rebeca. Un negocito pequeño para muchos, pero grande para ella porque con las utilidades que la tienda y el tinto deja, pudo darle estudio a Herly.
Actualmente el negocio continúa, y tiene unos clientes fijos como el señor Carlos Suárez que además de tinto busca a su amiga Rebeca. La historia de él se repite con muchos más que dicen que tomar tinto allí es como tomárselo en casa porque se disfruta de una buena compañía. Doña Rebeca ya no vende en las calles, espera a sus amigos en su negocio y ahí aguarda todo el día, hasta que Herly, su nieta regrese de su trabajo y su estudio. Ahora ella es dice Rebeca la que lleva la 'batuta' en su casa, sin embargo a Herly eso no parece molestarse, pues dice que se siente completamente feliz porque tiene la mejor abuela de todas y que mientras le sea posible le devolverá con intenciones y cuidados todo lo que esta mujer emprendedora a hecho por ella.

'Popeye el del Calarcá soy'

Todos los días recorre las calles una y otra vez como si sus pisadas se hubiesen perdido. Los 60 años que aún no aparenta se reflejan en cada grito que sin pensar deja en las calles que transita. Es un hombre de estatura baja y de piel blanca, con facciones muy similares a "Popeye el marino", dicen algunos habitantes del barrio. En su cabeza ya no hay cabello y su caminar lento y sus arrugas hacen cada día más notoria su vejez.
Vive en el barrio Calarcá hace más de 30 años. Sus vecinos cuentan que a las 6 de la mañana sale de casa acompañado de un bastón y una bolsa para recoger cuanta basura encuentra.
De su familia no se sabe nada. Lo poco que cuentan, lo hacen terceros como don Jaime el dueño de la tienda o Gloria que lleva vendiendo arepas sobre la Avenida Tobogán más de 25 años. De él pocos saben, pero mientras muchos se esmeran en inventar historias sobre su vida en el barrio, otros sencillamente afirman conocerlo por su silencio… y es que Popeye no pronuncia palabra con nadie.
Ruby Ibáñez dice que 'Popeye' vino de la Costa huyendo del olvido, producto del abandono de su esposa. Leidy Gardeazabal dice que se perdió de su casa, que se cansó de buscarla y que esta aquí porque es el único sitio de donde no lo sacan. Ricardo Muñoz no se atreve a especular, dicen que esta loco y lo dicen porque canta gritando canciones que solo él entiende. Otros evitan chocarse con 'Popeye' por miedo que en uno de sus ataques repentinos salgan lastimados. Y otros, intentan hablarle por la curiosidad que su apariencia causa ,pero no logran conversación alguna porque el silencio es su única respuesta.
Cuando escucha su apodo, el rostro se le transforma, unas veces acepta ser llamado así cuando de comida se trata, pero otras veces le disgusta ser llamado 'Popoeye' o 'loco' sobre todo cuando pasan los estudiantes en manadas, que lo intentan ridiculizar y hacer enfadar. Él toma su bastón y lo usa como arma para defenderse de cuanto peatón encuentra. Grita que no le gusta que le digan así y después de pelear un rato sigue su camino y sigue con sus canciones.
Pilar Urrea cuida de sus heridas o de sus golpes cuando acude a ella, pues un día llego al hospital San Francisco donde ella antes trabajaba y se conmovió al verlo. "Un hombre a esa edad completamente solo en el mundo, sin vivienda, sin protección, sin amor. Hace tiempo perdí a mi padre y cada vez que veo a 'Popeye' su imagen frágil y al mismo tiempo cómica me lo recuerda" dice Pilar. Desde ese día ella trata de colaborarle en lo que más puede. Lo ve salir en las mañanas. Sabe que 'Popeye no tiene donde dormir y cada noche, alrededor de las diez, le abre la puerta de su antejardín. Sólo con ella medio cruza palabras en un lenguaje que solo los dos entienden. 'Popeye' parece contarle lo que hizo en el día y quejarse lo que para él no fue grato.
Cuando Pilar debe hablar del origen de este hombre, no puede decir mucho. Solo repite lo que el barrio en general cuenta. Lo describe como un hombre misterioso y que a pesar del cariño que le tiene no confía ni en ella misma. Después de conocerlo y en ocasiones contar de su compañía, ignora hasta su nombre, así que prefiere llamarlo abuelo y él le entiende.
Los habitantes del Calarcá lo ven como un hombre vigoroso y pronostican una larga vida para él, su única amiga: Pilar, espera que todos acierten en sus comentarios, entre tanto 'Popeye' solo observa a todos, con su mirada perdida, cantando y recorriendo las calles una y otra vez como si sus pisadas se hubiesen perdido.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La comunicación entre periodismo y literatura


Obtener información detallada y precisa exige niveles de investigación tan profundos, que sólo géneros como la crónica puede satisfacer. La crónica puede despertar gracias a lo que el lenguaje le concede, un interés humano que hace que el hombre pueda interpretar aquellos hechos que le dan sentido a su vida. Pero en realidad ¿es la crónica el género que narra verdaderamente los hechos? o acaso ¿es la crónica un estilo propio de la literatura que un género periodístico? Es por eso que el presente ensayo tiene como objetivo principal, demostrar el nivel informativo e investigativo que la crónica ha alcanzado, hasta el punto de convertirse en la mejor alternativa como propuesta comunicacional en el ámbito periodístico de la actualidad.
El valor agregado que el lenguaje literario ofrece, brinda la posibilidad de darle vida al personaje y a la historia. Es por ello que la crónica se le ha permitido el uso de metáforas, símiles o comparaciones. Un ejemplo más real lo vemos recopilado en el libro Antología de grandes crónicas colombianas en su II versión, en donde se encuentra desde Gabriel García Márquez, Roberto García Peña, hasta el periodista tolimense Eduardo Santamaría entre otros.
En este libro podemos hacer una apreciación general de cómo diferentes sucesos que marcaron historia en Colombia, fueron llevados entre una mezcla del periodismo moderno, el reportaje y el uso de las figuras anteriormente dichas, a realizar historias de tragedias, humor y felicidad, llenas de pequeños detalles que hacen que la narración se engrandezca y el lector abra su corazón a una historia más, con la probabilidad de poder identificarse con ella y su verdad. Historias que se funden con la literatura, hacia una actitud renovadora, creativa y comprometida que destacan hechos que trascendieron al país y que marcaron en la vida de los colombianos un recuerdo ya sea bueno o malo, pero que sin duda dejó algún legado.
Particularmente mencionaría la crónica escrita por Eduardo Santamaría, en donde narra los últimos momentos que Omaira, icono de aquella tragedia, cuando en 1985 la erupción del volcán nevado del Ruiz creó una avalancha de lodo y piedra que arrasó con la ciudad de Armero. El autor no solo cuenta, o narra la historia, pues aunque no yo no estuve allí, pude revivir la angustia y la impotencia de aquellos que si estuvieron. Es de esta forma que el escritor y periodista logra el objetivo, recopilar todo el material posible para poder narrar mediante técnicas literarias todos los gestos de su personaje y la descripción completa de la escena que se desarrollaba ante sus ojos.
Por lo que se refiere al primer párrafo, esta crónica tiene la tendencia a captar el interés al lector. Comienza como con una especie de apelación ante el hecho por medio de frases impactantes logrando dolencia ante el hecho, dicho de otra manera la crónica tiene como característica fundamental comenzar con un párrafo que resulte llamativo al lector, que describa todos los detalles importantes del suceso y las reflexiones que en algunas ocasiones aparecen implícitas por el cronista, ya sea por medio de la ironía, una critica o un juicio.
De igual forma todas las crónicas del libro de Antologías, van narrando de manera cronológica la historia del personaje, del lugar o del acontecimiento. De acuerdo con la escogencia de cada autor se encuentra una combinación de historias clasificadas como lo cita el autor Daniel Samper Pizano "amarillas" o "blancas" por su contenido. Las "amarillas" tienen material más subjetivo y generalmente la voz autorizada es una persona o ciudadano común; las "blancas" usan material más objetivo y la voz autorizada la hace la autoridad y un profesional (1).
Vale la pena mencionar que la combinación de literatura y crónica, ha permitido que muchos periodistas tomen el camino de la narración, si se podría decir “adornada”, ya que ofrece la posibilidad de expresar tanto al escritor como al lector formas de ver la vida y la historia, y como un conflicto personal puede llegar a hacer un conflicto universal. Así mismo, la crónica debe manejar un lenguaje sencillo, que con ayudas de adjetivos reiterativos ayuda a conceptualizar las descripciones. Por otro lado, la utilización de los verbos ubica al lector en la historia y le dan más credibilidad a texto.
Pero ¿Qué tan real podría ser la historia? ¿Podría tratarse de una vida ficticia que seguramente le dará más dramatismo al texto? Ante este interrogante es necesario traer a colación uno de libros más importantes y enriquecedores para mi léxico y aprendizaje sobre crónica en la academia. Al escritor polaco Richard Kapuscinski, que mediante su libro La guerra del Fútbol y otras historias logra varias descripciones que personifican al protagonista de la narración, y el ambiente tan difícil de aquella realidad cruel que vio y vivió para lograrlo.
Particularmente en el caso de Kapuscinky sus historias están desarrolladas en un ambiente de guerra de desasosiego, donde en varias ocasiones arriesgo su vida para conseguir aquellas historias que aunque parecerían sacadas de la ficción manifiestan el ambiente real de corrupción que viven la humanidad.
En la guerra del fútbol, la historia permite al lector comprender, que a partir de las experiencias vividas, un pequeño conflicto puede terminar siendo un conflicto universal. Un caso que para mi apreciación era común, pero que sin duda era distinto porque trascendió los limites de lo inesperado. El enfrentamiento de dos países: Salvador y Honduras, para la eliminatoria del mundial de fútbol de México de 1970.
El autor cuenta como los equipos con el animo de ganar realizan cada uno de ellos goles al equipo contrario, y como es normal en cualquier partido de fútbol este no era un caso diferente se tenia que desempatar para tener la victoria. Finalmente fue el Salvador quien ganó y es cuando Kapuscisky, relata el problema que se desató, ya que muchos sentimientos encontrados como la euforia y la rabia hicieron que honduras lanzara represalias por su derrota a campesinos salvadoreños. Fue a partir de ese momento como dice el autor, que empezaron aquella guerra inútil, donde la intervención no solo era por una derrota sino que terminó siendo una cuestión política, en donde primaban intereses políticos y económicos. Sin embargo y afortunadamente esta disputa terminó semanas más tarde, cuando el ejército salvadoreño, se retiró del país vecino. “El fútbol ayudó a enardecer aun los ánimos de chovinismo y de histeria seudo patriótica, tan necesarios para desencadenar la guerra y fortalecer así el poder de las oligarquías en los dos países” (2)
Adicional a la guerra del fútbol, sus demás historias también se sintetizan en un estilo propio de la crónica, al contener reportajes serios y fundamentados utilizando la ironía como la herramienta sarcástica para ser crítico en la historia. Pues dentro de las posibilidades que ofrece la crónica es le de poder emitir un juicio subjetivo y para ello recurre a la ayuda de la literatura. Sin techo en Harlem y Nigeria, verano del 66 entre otras, que se encuentran en el compendio del libro están llenas de descripción, haciendo alusión a una de las características fundamentales de la crónica.
Ryszard Kapuszinski, contó con la oportunidad de viajar por el mundo, y escribir de algunos continentes en donde estuvo, especialmente África y centro América, aquellas sociedades llenas de sucesos que por simple que parecieran estaban llenos de vida, perdidos en el anonimato que debían ser rescatados para hoy ser conocidas. Sin necesidad de recurrir a la ficción, mostrando las vivencias, la pobreza, la guerra y las necesidades que muchas personas viven, lo cual hacen que exista emotividad y se genere un sentido humano, no solo en el relato sino que para la persona que las leen.
Estas historias se vuelven sumamente interesantes en la medida en que los hechos se pueden relacionar con el presente, es decir que las ventajas que ofrece la crónica es que permite dar un manejo del tiempo, en donde esa historia debe perdurar porque generalmente en el momento en que se lea debe dar la posibilidad de identificarse con los personajes independientemente de quienes sean y como sean.
Otra de sus ventajas es que siempre permite que el cronista pueda hacer un juicio en el texto, lo que hace que el lector realice una reflexión sobre lo que lee y pueda quizás hacer cambios a manera personal de aquello que fue significativo para él. Sin embargo ¿es la crónica el mejor medio escrito para despertar sensibilidad en las personas?
Ante este interrogante me parece necesario comentar historias que brindan la realidad por medio de descripciones, la imagen de cada personaje, logrando que el lector pueda pensar, pueda odiar y hasta pueda amar.
Para el caso de libro: Los periodistas literarios o el arte del reportaje personal, en la historia de Mark Kramer, “procedimientos invasores” se condensa en múltiples descripciones, que sin duda alguna hace pensar que el autor necesariamente tuvo que estar en el suceso para narrar en forma tan exacta y creíble. “Despojada de sus ropajes pasan a la paciente a la camilla. Su costilla y su pulmón dejan la sala en su propia camilla, cubiertas ahora como si la carga fuera un diminuto cadáver entero. Nosotros seguimos en fila tras la paciente, a quien llevan rondando por el pasillo hasta la sala de recuperación. Unas enfermeras nuevas, entre aquellas del hospital con más posibilidades de ejercer sus habilidades libremente, se afanan en torno a la camilla al rodar hacia la sala de recuperación. Stearne le pasa a una de ellas unos de los frascos intravenosos que ha llevado en alto durante el corto trayecto. La paciente despierta rápidamente y, en alguna parte de su ávido cerebro, debe de oír a la enfermera, una enfermera grande, sudorosa y pelirroja, decirle suavemente al oído: “todas vamos a estar pendiente de ti cariño. ¿Quieres que te suba la cobija? ¿Te duele la mano? Solo tiene unos tubos, eso es todo” (3)
Este pequeño pero ilustrativo fragmento, evidencia que Kramer tuvo que estar presente en el suceso sin dejar pasar cada detalle por insignificante que fuese, pero que la hace interesante y diferente a muchas otras.
Pero si de hablar de sensibilidad de trata, la relación entre investigación la parte noticiosa con la literatura, es indispensable recordar al conocido autor Truman Capote con su gran historia A sangre Fría. Este libro que posee un estilo más periodístico, lleva a la reconstrucción de un asesinato múltiple y de sus consecuencias. El reportaje, más que nada periodístico, se centra en el asesinato de la familia Clutter, unos granjeros de Kansas, cometido en 1959 por Eugene Hickock y Perry Smith. El caso dio el inicio para convertirse en una gran historia por Truman, necesariamente de una profunda investigación de campo, un análisis detallado de los registros oficiales y largas entrevistas con los involucrados.
Su logro en la novela en materia investigativa radica en que el autor tuvo que trasladarse a aquel pueblo a vivir una larga temporada a Kansas, donde pudo visitar el lugar, además de recoger el material ambiental necesario. Luego indagó y siguió la vida en prisión de los asesinos hasta que fueron ejecutados, al cabo de cinco años. De esta forma y como lo nombré anteriormente luego de convertirse en una novela periodística con ayuda de la literatura triunfa en mantener no solo la verdad de los hechos sino que además la trama y el suspenso que se requiere en una novela de este género. Hoy por hoy vemos como pudo transformar literariamente un suceso al grado de convertirlo en una historia que, a pesar del paso de los años, sigue siendo considerada más que nada una obra literaria. Obra que de no ser crónica, muy seguramente no hubiese trascendido en la vida de las personas.
Evidentemente es probable que muchos piensen que este tipo de género no debería ser parte del estilo periodístico. Pues bien, ahora podría explicar que se trata del mundo creativo, de traspasar los límites convencionales del periodismo que se basan en solo contar noticias objetivas, de mostrar en un artículo lo que sucede y ocurre a nuestro alrededor. Hoy un reporte puede convertirse en una novela, un artículo puede transformarse en cuento, o sencillamente una nota tener una dimensión estética. Todo esto elementos propios de la literatura pero que involucran lo más importante y lo que nunca debería perderse en los seres humanos: sensibilidad.
Son muchas las crónicas que se suman a adoptar investigación sucesos y estilos de vida, mucho más imaginativas, como es el caso de la historia: La ofensiva y la boda y la libertad del anterior nombrado Ryszard Kapuscinski. Un periodismo mucho más creativo obviamente que con el uso de la poesía, no pierde la esencia del periodismo.
Así vemos que como la crónica tomada desde el punto de vista comunicacional, y por ser elemento informativo, ha trasformado la manera de ver el periodismo, por que ha realzado la verdad profunda de lo narrado. La ficción no existe, pues tanto los personajes como los hechos son reales.
La buena investigación y la literatura, son las nuevas herramientas que ya se aplican en el periodismo moderno ya que existe una mezcla perfecta entre lo real y objetivo, la sensibilidad y el interés ante un acto de crueldad o tristeza. La crónica además de ser el texto narrativo de unos hechos, contienen también la valoración interpretativa de los mismos, ya que se trata de un género que, particularmente, está redactado con un estilo ambiguo entre un periodismo informativo y de opinión. Es la narración de una noticia con ciertos elementos valorativos, que siempre deben ser secundarios respecto al relato del hecho que la origina. Se trata de un texto que intenta reflejar lo acaecido dando fechas, datos exactos, y por su puesto acción, felicidad y sufrimiento.
Con los libros citados con anterioridad, se manifiesta que el cronista tiene la misión de informar sobre lo sucedido, de contarlo, pero, a diferencia de la noticia, lo comenta desde su punto de vista. Es un relato sobre un hecho noticioso, pero en el que se incluye la valoración parcial de su autor. Se trata de una interpretación subjetiva de los hechos ocurridos, contados desde el lugar en el que se producen y con una implicación clara de su cronología. Por esta condición, podríamos pensar que la crónica corresponde a ser estrictamente de carácter informativo. Pero Kapushiski, Gabriel García Márquez, Guillermo Cano, Jane Kramer, Barry Newman entre muchos otros autores demuestran que lo importante de este género es la función narrativa, y lo definen en sus historias como un relato directo e inmediato de una noticia, una narración de los sucesos de actualidad con un esquema poco rígido. Sin embargo aunque el hecho relatado en la crónica es rigurosamente objetivo, está elaborado con una riqueza de vocabulario y con una interpretación personal que hace pensar, y lo alejan del periodismo estrictamente informativo.
Para concluir, vale la pena decir que con las crónicas mencionadas contienen límites éticos del periodismo, lo que impiden la deformación de lo que realmente sucedió. Ante todo se plasma la visión personal del cronista, sin desvirtuar los hechos noticiosos fundamentados por la objetividad, aunque dispone de total libertad de estilo, el cronista, como en todo trabajo periodístico, tiene la obligación de dirigirse a todas las personas, con la convicción de dejar a libertad del lector lo quiere pensar, por lo que debe elaborar un texto claro, conciso y transparente.
En libro de Antologías la historia de la Divina y el torero, una eterna novela, pese a ser una crónica de personaje en donde debe quedar los más representativo para hacer a la historia interesante, su escritor Guillermo Cano, utiliza párrafos cortos, donde va contando la paradoja de vida que dos personajes famosos comparten. Un matrimonio que cuenta que la felicidad aun en los matrimonios existe.
Finalmente, las crónicas recopiladas en La guerra del fútbol, Antología de grandes crónicas y el arte del periodismo literario, son tan variadas como los estilos de sus autores. Cada cronista imprime su sello personal, por lo que intenta hacer una clasificación teniendo en cuenta el tema que están tratando, sin perder la esencia del escrito, que es informar, dar a conocer aquella historia que por algún momento estaba perdida, pero que ahora es comunicada a la sociedad. Y por supuesto con el estilo propio al contener diferentes recursos creativos, ya que es el rasgo característico de su esencia como género periodístico diferente.
JPP

Una vida...para tocar


Hoy Chilo Rey con 82 años de edad, aun hace sonar el saxofón de su orquesta. Reconoce que sus mejores tiempos ya han pasado, pero aclara que lo que nunca podrá perderse es el verdadero gusto por la música. “aquella música tradicional y típica de nuestro país, que en ninguna otra parte existe, que se distingue por su sabor, y hace que el cuerpo no pare de bailar”.

Chilo como lo llamaban desde pequeño sus amigos, nació en la vereda el gramal en Baraya Huila, el 2 de septiembre de 1925, su verdadero nombre es Isidro Reina Figueroa. Hijo de Pedro Josias Reina y Maria Inés Figueroa, y aunque jamás pensó en dedicarse por completo a la música porque su profesión como sastre parecía hacerse cumplir. Gracias a su amigo y profesor Nicolás Andrade, su destino empezaba a cambiar.

Al cumplir sus 16 años de edad en compañía de 4 amigos más empezaron a asistir a toques musicales. Su interés por la música empezó a crecer hasta tal punto que los otros oficios de sastrería o cultivo de tabaco que era a lo que se dedicaba su padre se perdieron por completo. Ahora no era un simple gusto, dice chilo “era realmente mi vocación y mi vida”.

Sin pensar que de aquel humilde pueblo comenzaría su carrera musical, con nostalgia recuerda su primera retreta en la plaza de su pueblo al tocar “la zamba teresa”, con el primer instrumento que con doce pesos compró: el clarinete. Aquel pueblo bello y olvidado del cual tuvo que abandonar porque de no haber sido así a lo mejor su talento no se hubiera conocido.

Su primer trabajo como músico lo obtuvo en la orquesta de Baraya “recorrimos a pie el alto del oso y el filo de la ceja en el Huila, además de los diferentes municipios como Gigante, Garzón, Campoalegre entre otros”. Su trabajo como principiante no le dejaba una gran ganancia pero el solo hecho de tocar era quizás la mejor felicidad que la música le podía dar, “el dinero era solo un incentivo pero el placer y el bienestar que la música proporciona en las personas no se compara con la plata” dice chilo

En el año 1947 su gran oportunidad al fin había llegado, logró entrar a la banda departamental del Huila, luego de presentar una audición. Aquella gran oportunidad que jamás olvida, pues de no ser por el fallecimiento de un integrante de esa banda esa ocasión jamás se hubiese vuelto a presentar, fue entonces que durante 4 años trabajó dedicado por completo a la banda. Pero como músico que se respete según chilo fue el trago lo que le provocó su salida.

“El destino de todo músico es siempre abrir nuevos horizontes donde siempre habrá público para nosotros y música para otros” fue a partir de ese momento que decidió con su mejor amigo Rafael Montoya y como cariñosamente le decían “el paisa”, irse para Ibagué con lo único que lo acompañaba: 5 pesos en el bolsillo. Tomaron el tren y viajaron más de 7 horas para llegar a aquella ciudad llenos de ilusiones y sueños, pensando que por ser conocida como la ciudad musical, les proporcionaría lo que estaban buscando: progreso musical y estabilidad económica.

“Mi amigo tenia gran amistad con el Dr., Manuel Gómez reconocido en la ciudad por ser el dueño del hotel Lusitania, y tener grandes influencias políticas sobre todo conservadoras, fue así como logramos entrar a trabajar en esta gran banda, pero al salir, también salimos por asuntos políticos, la mayoría eran liberales y yo por ser conservador perjudicaba la hegemonía del partido” señala chilo.
El estar dentro le permitió estudiar en el conservatorio con el maestro Escuarcheto interpretando el clarinete y a la vez trabajando como independiente, tocando los días martes en la plaza Bolívar, los jueves en el parque Murillo Toro y los sábados en el parque Galarza.

A partir de entonces su visión como músico empezó a conocerse en lo pueblos del tolima, pero en año de 1945 lo invitaron a formar parte de la orquesta tropical recorriendo el país participando en la feria de Manizales, en el festival folclórico de Huila y Tolima y en la Costa Pacifica.
Su profesión como músico le permitía relacionarse con grandes personalidades de la ciudad así que de esta forma fue que obtuvo su casa cuando en 1953 Diego Londoño dueño de los lotes de san diego y santa barabara le aconsejó para que se metiera en uno de ellos y comprara la que hoy es su casa.

Estuvo en la orquesta cubana del Dr. Justiniano Caicedo-ritmo tropical, tocando para la inauguración del club de comercio en el año de 1954, y para los diferentes eventos que el club organizaba. Para ese entonces su competencia era la orquesta caribe, bajo la dirección de Demetrio Cuevas, dos años mas tarde en 1956 se paso a ésta porque notó que poseían un mejor pago y organización lo que contribuiría a su estabilidad económica.
Allí duro dos años, hasta que paso a la Sonolux de Medellín estrenada el 15 de septiembre de 1962, tocando para grandes eventos en el hotel Lusitania y el club de comercio, actualmente donde es la universidad del Tolima. Su memoria admirable recuerda q tocaron para grandes comerciantes de la época como el Sr. Augusto Medina de Comfenalco, Nicolás Rivero representante de la Ford y los Beltrán.

Creó la orquesta casino night club frente al parque Galarza, de la cual disfrutó durante años interpretando twister, jazz, rock and rooll. Porros, vallenatos y baladas. En 1962 también estuvo en la orquesta sonovision, nacida de la idea de Humberto Jaramillo locutor y periodista bajo la dirección de Roberto Díaz Carvajal. Presentándose en Armenia, Calarca y Pereira.
“El licor fue ese vicio indestructible, difícil de dejar que hizo que me despidieran muchas veces” dice chilo, al recordar el motivo por el que fue despedido de la banda departamental. Así que tuvo que ingeniarse la manera para vivir y creó junto con 8 músicos más su orquesta Chilo Rey, la cual seria su sustento económico y la de su familia. Pero allí permaneció hasta el año de 1966, pues pese a que fue el fundador de ella su mal comportamiento por culpa del trago lo dejó sin compañeros lo dejó sin orquesta.

Su talento innegable le abrió las puertas a la banda del batallón Jaime Roote hasta 1975 en donde logró pensionarse. Posteriormente en 1979 fundó la papayera sálvese quien pueda en donde Edgar Antonio Valderrama coordinador del festival y amigo de chilo le dio trabajo en los tablados para alternar con Pacho Galán.

A don Isidro solo su pelo blanco cubierto de canas, su robusto cuerpo y simpática cara, además de un tocadiscos antiguo, varios instrumentos y cuadros que adornar su casa de orquestas musicales, demuestran sus innumerables triunfos, y todo el proceso que durante años ha hecho feliz no solo a quienes lo ha visto interpretar una melodía sino a si mismo, pues solo alguien como Chilo Rey con su edad recuerda fechas exactas y nombres correctos como si lo vivido hubiese pasado ayer. En 65 años de trayectoria musical, ha recibido tan solo un reconocimiento de la corporación folclórica el 14 de octubre de 1993. Además el autor tolimense Carlos Orlando Pardo le hizo un homenaje al incluirlo en su libro músicos del siglo XX, sin embargo es la sociedad y la tendencia misma dice chilo los que lo han olvidado, “se escucha otra música que la modernidad a traído consigo y nosotros hemos quedamos en el olvido”

A sus hijos siempre les ha inculcado el amor por la música y con orgullo y admiración menciona a sus hijos: Fernando, egresado del conservatorio del tolima, profesor de bellas artes de la universidad del atlántico, e integrante de la orquesta bananas, conocida a nivel nacional e internacional, y de su nieto integrante de la nueva generación de tupamaros. Isidro su otro hijo quien falleció el 3 de agosto del presente año, fue músico de su actual orquesta, dejó como legado en la música a su hijo en la base naval. Sus otros nietos Juan Daniel y Santiago Oviedo hijos de Marta Inés Reina y el profesor Oviedo como él lo llama también estudian música en le conservatorio del tolima.
Hoy don chilo constituye una familia feliz, y le agradece a su esposa toda la paciencia y el amor que le ha dedicado por que de no ser por eso el licor ya lo hubiese acabado.
Ahora trabaja junto a su hijo Hernando mas conocido como chacho. “El que me cuida mientras asistimos a los toques” dice chilo. En diferentes eventos de firmas comerciales como Escobar y Arias, Club Campestre y Cortolima y claro! alguna en el festival folclórico realizando toques con la firma de interaseo con la que llevan tres años seguidos suministrándoles la alegría y el jolgorio que solo chilo rey sabe hacer.

Su vida transcurre rodeada de música y no lo digo por sus triunfos que son muchos, sino que paradójicamente, esta rodeado de vecinos músicos como Ernesto García de la orquesta la diferencia, Guillermo Barrero, Sandoval y los Pinto que también son profesores de música. Tanto ellos como Chilo con ansias esperan reunirse el 4 de diciembre para celebrar el día de la patrona de Santa Bárbara alusión que toma el nombre del barrio para darle tributo a la virgen. Igualmente, esperan el regreso de su hijo Fernando a la ciudad de Ibagué para celebrarle sus 50 años de edad, haciendo una gran fiesta y nuevamente puedan integrarse como todos los años al llegar diciembre especialmente 24 y 31 todos la personas que componen a esta gran banda y probablemente la mejor de su vida la de su familia Reina Tovar.

JPP

lunes, 10 de noviembre de 2008

Villarestrepo

Ibagué Tolima

lunes, 1 de septiembre de 2008

El periodismo del nuevo siglo

Los periodistas están en vías de extinción


*Ignacio Ramonet



La gente se pregunta a menudo sobre el papel que desempeñan los periodistas. No obstante, los periodistas están en vías de extinción. El sistema ya no quiere más periodistas. En este momento, puede funcionar sin ellos o, digamos, con periodistas reducidos a meros obreros de una cadena de montaje, como Charlot en la película "Tiempos Modernos", es decir, meros trabajadores que hacen retoques en los partes de agencia. Es necesario ver lo que son las redacciones actuales, tanto en los periódicos como en las radios y las televisiones. La gente conoce a los periodistas famosos que presentan los telediarios de la noche, pero detrás de ellos se esconden miles de periodistas que, sin embargo, son los que alimentan la maquinaria. La calidad del trabajo de los periodistas se encuentra en regresión, al igual que su estatus social. Se está produciendo una taylorización del trabajo de los periodistas.

En nuestro tiempo, el periodista está en vías de desaparición. Pienso que es un tema de actualidad y todos somos conscientes de que lo que se está produciendo hoy en día, especialmente en el ámbito de las nuevas tecnologías, concierne directamente a esta profesión.

Estamos asistiendo a una doble revolución, de índole tecnológica y económica. Quizás estamos experimentando, en este momento, lo que podría denominarse una segunda revolución capitalista. Esta revolución comporta muchas transformaciones y modifica sustancialmente el mundo de la comunicación y, en particular, el ámbito de la información, en la medida en que da lugar a una entronización del mercado y a la mundialización de la economía. Todo esto está en el centro mismo del tema que nos ocupa.

Ciertos elementos justifican la toma de conciencia de la transformación del periodismo. ¿Provocará esta mutación la desaparición del periodismo? Es la pregunta que, por supuesto, todos nos planteamos y a la que, me imagino, nadie se atreve, de momento al menos, a contestar. Me parece que una de las consecuencias de esta doble revolución es el siguiente fenómeno.



Las tres esferas

Hasta ahora podían distinguirse tres esferas, correspondientes a la cultura, la información y la comunicación. Estas tres esferas eran autónomas y contaban con su propio sistema de desarrollo. A partir de la revolución económica y tecnológica, la esfera de la comunicación tiene tendencia a absorber la información y la cultura. El fenómeno al que asistimos hoy en día es precisamente la absorción de la cultura por la comunicación, debido a que ya no hay sino cultura de masas. Igualmente, ya sólo hay información de masas; y la comunicación se dirige a las masas. Es un primer fenómeno de consecuencias muy importantes, porque la lógica que se impone en los ámbitos de la información y de la cultura es la de la comunicación.

De la misma manera y por las razones que acabo de mencionar, la información actual se caracteriza por tres aspectos. El primero es que la información, que durante siglos ha sido muy escasa o incluso inexistente, es actualmente superabundante.

La segunda característica es que la información, que había tenido un ritmo relativamente parsimonioso y lento, es ahora extremadamente rápida. Se puede decir que la velocidad es un factor íntimamente ligado a la información. Es algo que forma parte de la propia historia de la información. Desde que, en la segunda mitad del siglo XIX, la información experimentó un gran desarrollo, siempre ha existido una relación entre velocidad e información. Ahora, se ha llegado a una situación en que esta relación ha alcanzado un límite tal que plantea problemas, ya que la velocidad es la de la luz y la de la instantaneidad.

El tercer componente es que la información no tiene valor en sí misma por lo que se refiere, por ejemplo, a la verdad o a su eficacia cívica. La información es, ante todo, una mercancía y, en tanto que tal, está sometida a las leyes del mercado, de la oferta y la demanda, y no a otras leyes como, por ejemplo, los criterios cívicos o éticos.

Los fenómenos descritos hasta aquí comportan ciertas consecuencias de gran importancia. Primero, la transformación de la definición de información. Ya no es la misma que se enseñaba en las escuelas de periodismo o en las facultades de ciencias de la información. En la actualidad, informar es esencialmente hacer asistir a un acontecimiento, es decir, mostrarlo, situarse a un nivel en el que el objetivo consiste en decir que la mejor manera de informarse equivale a informarse directamente. Es ésta la relación que pone en cuestión al propio periodismo.



El periodista de ayer y el de hoy

Teóricamente, hasta ahora, se podía explicar el periodismo de la siguiente manera. El periodismo tenía una organización triangular: el acontecimiento, el intermediario y el ciudadano. El acontecimiento era transmitido por el intermediario, es decir, el periodista que lo filtraba, lo analizaba, lo contextualizaba y lo hacía repercutir sobre el ciudadano. Ésa era la relación que todos conocíamos. Ahora este triángulo se ha transformado en un eje. Está el acontecimiento y, a continuación, el ciudadano. A medio camino ya no existe un espejo, sino simplemente un cristal transparente. A través de la cámara de televisión, la cámara fotográfica o el reportaje, todos los medios de comunicación (prensa, radio, televisión) intentan poner directamente en contacto al ciudadano con el acontecimiento.

Por tanto, se abre camino la idea de que este intermediario ya no es necesario, que uno ya puede informarse solo. La idea de la autoinformación se va imponiendo. Es una tendencia ciertamente peligrosa. Ya he tenido ocasión de desarrollarla, porque se basa esencialmente en la idea de que la mejor manera de informarse es convertirse en testigo; es decir, este sistema transforma a cualquier receptor en testigo. Es un sistema que integra y absorbe al propio testigo en el suceso. Ya no existe distancia entre ambos. El ciudadano queda englobado en el suceso. Forma parte del suceso, asiste a él. Ve a los soldados norteamericanos desembarcando en Somalia, ve a las tropas del señor Kabila entrando en Kinshasa. Está presente. El receptor ve directamente y, por tanto, participa en el acontecimiento. Se autoinforma. Si hay algún error, él es el responsable. El sistema culpabiliza al receptor, y éste ya no puede hablar de mentiras, puesto que se ha informado por su cuenta.

De la misma manera, el nuevo sistema da por buena la siguiente ecuación: "ver es comprender", lo cual puede parecer muy racional. Podemos decir que la racionalidad moderna, derivada del Siglo de las Luces, se ha construido en contra de esta ecuación. Ver no es comprender. Sólo se comprende con la razón. No se comprende con los ojos o con los sentidos. Con los sentidos, uno se equivoca. Por tanto, es la razón, el cerebro, el razonamiento, la inteligencia, lo que nos permite comprender. El sistema actual conduce inevitablemente o bien a la irracionalidad o bien al error.



El principio de la actualidad

Otra transformación es la que experimenta el principio mismo de actualidad. La actualidad es un concepto fuerte en el contexto de la información. Ahora bien, la actualidad es básicamente lo que dice el medio de comunicación dominante. Si éste afirma que algo forma parte de la actualidad, los demás medios de comunicación lo repetirán. Como el medio dominante actual es la televisión, será ésta el vectorprincipal de la información y ya no solamente de la distracción. Es evidente que la televisión impondrá como actualidad todos aquellos acontecimientos que sean propios de su ámbito, acontecimientos esencialmente ricos en capital visual y en imágenes. Cualquier suceso de índole abstracto no estará nunca de actualidad en un medio de comunicación que ante todo es visual, porque entonces ya no se podría jugar con la ecuación "ver es comprender".

El sistema actual transforma asimismo el propio concepto de verdad, la exigencia de veracidad, que es importante en el ámbito de la información. ¿Qué es cierto y qué es falso? El sistema en el que evolucionamos funciona de la siguiente manera: si todos los medios de comunicación afirman que algo es cierto, entonces ¡es cierto! Si la prensa, la radio o la televisión dicen que algo es cierto, pues es cierto, aunque sea falso. Evidentemente, los conceptos de verdad y mentira han variado. El receptor no tiene más criterios de apreciación, ya que sólo puede orientarse comparando las informaciones de los diferentes medios de comunicación. Y si todos dicen lo mismo, está obligado a admitir que es verdad.

Por último, ha cambiado otro aspecto, el de la especificidad de cada medio de comunicación. Durante mucho tiempo, se podían contraponer entre sí prensa escrita, radio y televisión. Es cada vez más difícil hacer que compitan entre sí, porque los medios de comunicación hablan de sí mismos, repiten lo que dicen los otros medios de comunicación, lo dicen todo y, a la vez, dicen lo contrario. Así, pues, constituyen cada vez más una esfera de la información y un sistema único en el que es difícil hacer distinciones. Se podría decir también que este conjunto se complica aún más a causa de la revolución tecnológica. Se trata básicamente de la revolución numérica.



Los tres sistemas de signos

Hasta ahora, en el mundo de la comunicación disponíamos de tres sistemas de signos: el texto escrito, el sonido de la radio y la imagen. Cada uno de ellos ha dado lugar a un sistema tecnológico. El texto ha generado la edición, la imprenta, el libro, el periódico, la linotipia, la tipografía, la máquina de escribir, etc. El texto está, pues, en el origen de un verdadero sistema, al igual que el sonido, que ha dado lugar a la radio, el magnetófono y el disco. Por su parte, la imagen ha producido el cómic, el cine mudo, el cine sonoro, la televisión, el vídeo, etc. La revolución numérica está haciendo converger de nuevo los sistemas de signos hacia un sistema único: texto, sonido e imagen pueden, a partir de ahora, expresarse en forma de "byte". Son los llamados multimedia. Todo ello significa que, para vehicular un texto en sonido y en imágenes, ya no puede establecerse una diferencia entre los sistemas tecnológicos. El mismo vehículo permite transportar los tres géneros a la velocidad de la luz.

Se pueden enviar textos, sonidos e imágenes a la velocidad de la luz, conjuntamente o por separado. Este sistema supone una transformación radical, porque modifica nuestra profesión en la medida en que han dejado de existir las diferencias entre el sistema textual, el sistema sonoro y el sistema visual. Sólo hay un sistema que se expresa con los dígitos 0 y 1 y que circula por los mismos canales. Hoy en día, independientemente del sistema, todo circula de la misma manera y a la velocidad de la luz.

Estamos asistiendo en nuestra época, a una segunda revolución tecnológica. Si la revolución industrial consistía, de alguna manera, en cambiar el músculo por la máquina, es decir, en sustituir la fuerza física por la de la máquina, la revolución tecnológica que vivimos en la actualidad hace pensar que la máquina desempeña el papel del cerebro y que ésta realiza funciones cada vez más numerosas e importantes del cerebro. La revolución tecnológica que estamos afrontando es la de la "cerebralización" de las máquinas. Éstas disponen ahora de cerebro; lo que no quiere decir forzosamente que dispongan de inteligencia.

Pasemos a otro aspecto muy importante: en la actualidad, la revolución numérica permite conectar a la red todas estas máquinas "cerebralizadas". En cuanto una máquina tiene cerebro, puedo conectarla o hiperconectarla. Puedo conseguir que todas las máquinas informatizadas, todas las máquinas electrónicas, estén conectadas entre sí de alguna manera. Es por eso que se habla de vehículo inteligente, de vehículo asociado al teléfono, a la radio, etc. Todo está conectado. Todas las máquinas del mundo pueden estar conectadas. El sistema de comunicaciones crea una red, un tejido que envuelve el conjunto del planeta, permitiendo el intercambio intensivo de información.



Más información no significa más libertad

Tal como hemos indicado, vivimos en un sistema de producción superabundante de informaciones. ¿Qué significa esto en la práctica? Se trata de una pregunta muy importante. Durante mucho tiempo, la información era muy escasa o incluso inexistente y el control de la información permitía dos cosas.

En primer lugar, una información escasa era una información cara, que podía venderse y dar lugar a una verdadera fortuna. Por otro lado, una información escasa proporcionaba poder a quienes la poseían. En un sistema en el que la información es superabundante, resulta evidente que estas dos consideraciones sobre los beneficios de la información no actúan de la misma manera.

Nos encontramos, pues, ante un problema considerable. ¿Qué relación se establece entre libertad e información, cuando ésta es superabundante? Intentaremos expresarlo gráficamente mediante una curva. Puedo afirmar, ya que se trata de una idea del racionalismo del siglo XVIII, que si dispongo de información cero, entonces mi nivel de libertad es también cero; y mi nivel de libertad sólo aumenta a medida que crece mi información. Si tengo más información, tengo más libertad. Cada vez que se añade información, se gana en libertad. En nuestras sociedades democráticas, se tiene la idea de que necesitamos más información para poder tener más libertad y más democracia. ¿No habremos alcanzado ya un grado de información suficiente? ¿No estaremos estancados? Es decir, no por añadir información, aumenta la libertad.

Es algo que se puede constatar desde 1989, año de la caída del muro de Berlín. Hemos roto las últimas barreras que se oponían intelectualmente al avance de la libertad a escala internacional. Ahora la libertad ha progresado. Disponemos de todas las informaciones, estamos en la era de Internet, e Internet nos permite acceder a todo tipo de informaciones. Estamos en una fase de superabundancia. ¿Aumenta por eso mi libertad? En realidad, se observa que no aumenta más, pues nos encontramos en una época en la que aumenta la confusión.

La cuestión que se plantea es: si continúo añadiendo información, ¿acabará disminuyendo mi libertad? La información llevada al máximo, ¿no acabará provocando un nivel mínimo de libertad, como en otros tiempos? Se trata, por supuesto, de una pregunta, pero creo que se debe plantear ahora, porque el sistema hoy en vigor nos muestra constantemente que todo incremento de información supone una amputación de la libertad. La forma moderna de la censura consiste en añadir y acumular información. La forma moderna y democrática que adopta la censura no se basa en la supresión de información, sino en el exceso de ésta. Por consiguiente, estamos ante un planteamiento de la máxima importancia. Es una situación nueva, ya que desde hace doscientos años, desde el siglo XVIII, hemos asociado una mayor información a una mayor libertad. Si ahora hay que empezar a decir que más información implica menos libertad, habrá que desarrollar unos mecanismos intelectuales muy distintos.

Al plantearnos estas cuestiones, tenemos el convencimiento de que una información de tipo cuantitativo no resuelve los problemas que pretendemos resolver. La información ha de tener algún elemento cualitativo, aunque no sepamos demasiado bien cuál. Pero sabemos que presenta dos aspectos: credibilidad y fiabilidad. En otras palabras, por muy abundante que sea la información, la que más me interesa es la que es creíble y fiable y, por tanto, la que tiene un mínimo de garantías relacionadas con la ética, la honestidad, la deontología o la moral de la información.



La información en directo

Ante la superabundancia de informaciones, se puede acceder a fuentes de información en directo. Sin embargo, sigue vigente una pregunta, incluso en este contexto, ¿cuáles son las informaciones que se nos esconden, cuáles son las informaciones de las que no se quiere que nos enteremos? Esta pregunta es crucial. Actualmente, algunos asuntos nos recuerdan su importancia. Y quisiera acabar con esta consideración: ante todas las transformaciones a las que finalmente nos enfrentamos, debemos preguntarnos cuáles son los problemas para los que el periodismo es la solución en el contexto actual. Si sabemos responder a esta pregunta, el periodismo nunca será abolido.

Por otra parte, también se plantea la cuestión de la relación entre información y verdad. Considero que la verdad, aunque no siempre sea fácil determinarla, es un criterio que debería tener una cierta pertinencia en lo referente a la información. Se debería considerar que tiene algo que ver con la información. Ahora bien, hoy en día al sistema no le sirve de nada la verdad. Considera que la verdad y la mentira no son criterios pertinentes en temas de información. Actúa de forma totalmente indiferente ante la verdad o la mentira.

En primer lugar, porque no pretende mentir y, por tanto no tiene mala conciencia. Pero existen criterios mucho más interesantes. ¿Qué aspectos dan valor a una información? Podríamos plantearnos esta pregunta. Es fácil comprobar que cuanto más cerca de la verdad está una información, más cara es, y cuanto más alejada está, más barata resulta. Todo el mundo sabe que esto no tiene nada que ver con el asunto. Lo que da valor a una información es el número de personas potencialmente interesadas en ella, pero ese número no tiene nada que ver con la verdad. Puedo decir una gran mentira que interese a mucha gente y venderla muy cara.

En 1997, se juzgó en Alemania a un colega periodista, Michael Born, que fue condenado por haber vendido unos cuantos reportajes de actualidad a cadenas de televisión, que los habían ido comprando durante mucho tiempo. Todo estaba trucado: actores, decorados, lugares que no tenían nada que ver con la realidad. Todo era falso. Y vendía a buen precio esos reportajes, porque eran exactamente lo que las cadenas querían tener (ha explicado sus hazañas en un libro que acaba de aparecer en Alemania, titulado "Quien falsifica una vez...", ediciones KiWi, 1998). Fue un juez, un inspector fiscal, el único en descubrir que un reportaje muy espectacular sobre los vendedores de droga en un barrio de una ciudad alemana había sido totalmente falsificado.

En segundo lugar, ¿qué confiere valor a una información? A pesar de ser algo relativamente tradicional, hoy se ha llegado al límite: el valor de una información depende de la rapidez con la que se difunde. Si alguien dispone de una información y la difunde al cabo de un mes, ha perdido gran parte de su valor. Pero la pregunta es: ¿cuál es la rapidez adecuada? Actualmente, es la instantaneidad, y es evidente que la instantaneidad comporta muchos riesgos.



Un periodista, ¿qué es?

¿Qué es un periodista? Si analizamos la palabra, un periodista ("journaliste") es un "analista del día". Sólo dispone de un día para analizar lo que ha pasado. Se puede decir que un periodista es rápido, si consigue analizar, en un día, lo que pasa. Pero actualmente todo se produce en directo y en tiempo real; es enseguida, tanto en la televisión como en la radio. La instantaneidad se ha convertido en el ritmo normal de la información. Un periodista ya no debería llamarse periodista hoy en día. Debería llamarse instantaneísta. Pero todavía no sabemos analizar al instante. Por tanto, no hay análisis, ya que no hay distancia. Al final, el periodista tiene cada vez mayor tendencia a convertirse en un simple vehículo. Es el canal que enlaza el suceso y su difusión. No tiene tiempo de filtrar, ni de comparar, porque si pierde mucho tiempo haciéndolo sus colegas le ganarían la partida. Y, por supuesto, alguien se lo reprocharía.

Estamos en un sistema que poco a poco considera que hay valores importantes (instantaneidad, masificación) y valores menos importantes, es decir menos rentables (los criterios de la verdad). La información se ha convertido ante todo en una mercancía. Ya no tiene una función cívica. Nosotros, aquí, todavía nos lo creemos, pero ¿acaso no seremos un recuerdo? ¿Somos reales? ¿Virtuales?

La información tiene un valor mercantil y el sistema se organiza para comprar y vender informaciones que tengan un valor mercantil, sin ninguna referencia ya a la generosidad cívica. Esto no quiere decir que en este sistema no afloren algunas verdades o que no haya periodistas que hagan su trabajo. En algunas ocasiones, la información sigue siendo un instrumento útil para despertar el sentido cívico.

Como nos encontramos en un movimiento que se puede llamar de homogeneización cultural a escala planetaria, a pesar de las resistencias (que, por otra parte, deseamos ver reforzadas), este fenómeno tiene tendencia a imponer sus modelos en todo el mundo. ¿Cuál es el modelo actual en el ámbito de la información? Es la CNN. Cada vez gana más terreno la información basada en imágenes y sonidos, difundida permanentemente por una cadena que tiene capacidad planetaria. Muy probablemente, este modelo irá impregnando poco a poco todos los demás.

El telediario que vemos en Francia a las ocho de la tarde es, en este momento, un tipo de modelo universal. Con todas las diferencias culturales que se quiera, la estructura de la narración, la retórica, es la misma en todas partes. Ya sea en el interior de Bolivia, el sur de África o en el corazón de la India, allá donde haya un telediario, estará hecho de la misma manera. ¿Pero es la única manera de hacer un telediario? No, sólo es un modelo.

Este modelo fue inventado por la CBS en los años 60 y el primer presentador fue un señor llamado Walter Cronkite. Se inventó esta fórmula, con un presentador único que está desde el principio hasta el final; no se hacía antes así. En los telediarios del tipo arcaico tradicional, se sucedían varios presentadores, como en los periódicos, donde cada uno habla del tema que conoce. Por otra parte, también se decidió dar informaciones muy cortas, para no aburrir al público, y así funciona de un extremo a otro del planeta.

Francia adoptó este modelo hacia mediados de los años 70 (el primero fue Joseph Pasteur), pero se trata de un modelo importado. En este sentido, no somos muy distintos de cualquier país exótico. Hemos adoptado un modelo norteamericano.

¿Qué ocurre en la actualidad? Aparecen cadenas de información continua; LCI es una de ellas, los británicos han creado Skynews; y se crearán otras. ¿Qué son? Son imitaciones de la CNN. Mañana, estarán en el mundo árabe, en África negra, en Sudamérica ya las tienen, etc.



Todo el mundo se expresa igual

Independientemente del contenido, que siempre será diferente y variará en función de cada realidad, la estructura narrativa, el modelo retórico, es universal. Todo va muy deprisa. En quince años, este modelo universal se ha extendido por todo el planeta, y todo el mundo ya se expresa de la misma manera.

Los ejemplos considerados aquí - Pekín, Berlín, Rumania - no los he escogido porque estén alejados en el tiempo (1989), que lo están, evidentemente, sino sobre todo porque son exponentes de lo que se llama "fracturas inaugurales". Todo empezó con ellos. Cito estos ejemplos porque estos acontecimientos fueron los primeros en permitir definir el funcionamiento posterior. No lo hemos comprendido sino más tarde.

Se podrían añadir otros casos; no escasean los ejemplos, pero el análisis sería el mismo. Tomo ejemplos alejados en el tiempo y en el espacio, porque creo que permiten ver con más claridad los mecanismos que hacen que esto se produzca. Si se eligen ejemplos muy cercanos, la anécdota puede ocultarnos el mecanismo, de la misma manera que, en su época, los acontecimientos de Pekín o Rumania no nos permitieron ver lo que ocurría desde el punto de vista mediático, finalmente el aspecto más interesante de lo que estaba ocurriendo. Porque lo que sucedía en el mundo de los medios de comunicación era más interesante, a la vista de las consecuencias posteriores que tuvo. Si no, todos los días se pueden encontrar ejemplos mediáticos de disfunciones, en el sentido amplio de la palabra, ya sea en la radio, en la televisión o en la prensa.

En cuanto al poder, cabe decir que se ha convertido en una noción confusa. Ya no se sabe demasiado bien dónde está. Los que creen tenerlo se dan cuenta de que no lo tienen. Me parece que, jugando un poco con las palabras, lo que antes se llamaba el cuarto poder ahora es más bien el segundo. Pero sus funciones han cambiado: el cuarto poder era la censura de los otros tres, mientras que aquí, el segundo se plantea en términos de influencia global y general sobre el funcionamiento de las sociedades.

En la actualidad, se considera que el poder se ha desplazado esencialmente hacia la esfera de la economía y, dentro de ella, hacia el ámbito financiero. Los mercados financieros son los que, en definitiva, dictan y determinan el comportamiento de los responsables políticos. Sin embargo, globalmente subsiste un malentendido: los ciudadanos se movilizan porque piensan que su capacidad de intervención en el marco de la democracia consiste en votar, pero en cuanto han votado y escogido a alguien, éste descubre a su vez que, de hecho, no puede hacer gran cosa.

Veamos el caso del presidente Chirac que fue elegido en mayo de 1995 con un determinado programa y que, apenas cinco meses más tarde, en octubre de ese mismo año, nos vino a decir en esencia: "Yo no tenía razón, era Balladur quien la tenía, y de ahora en adelante aplicaré el programa de Balladur". Recientemente, en una conversación con los periodistas, ha dicho que no podía hacer gran cosa "debido al inmovilismo de la sociedad y a los imperativos europeos".

De hecho, esto equivale a decir que el jefe de un ejecutivo fuerte, uno de los más fuertes del mundo como sistema político, se revela impotente ante los compromisos que ha adoptado, que son considerados algo así como movimientos tectónicos. Éste es el problema del poder, en el que los medios de comunicación desempeñan un papel secundario.



Los riesgos para la democracia

La pregunta que debemos plantearnos es precisamente si, en este contexto, no existe un riesgo para la democracia. Evidentemente, cualquier demócrata ha de sentirse inquieto. Si el señor Chirac tiene razón, cabe preguntarse de qué sirve elegir a un jefe de Estado, si poco después éste se ve obligado a admitir que no puede avanzar.

El asunto se plantea entonces en los siguientes términos: ¿por qué los políticos, en algún momento, tomaron la decisión de permitir que los mercados financieros quedasen fuera del alcance de sus acciones? ¿Quién les autorizó a hacerlo? Son éstas unas decisiones que ya se han tomado. Se decidió privatizar el Banco de Francia y no hubo ningún referéndum. Se decidió que la moneda ya no dependería de la soberanía popular, y no obstante la moneda es un instrumento de soberanía.

¿Qué es la soberanía en la actualidad? No son las fronteras, ni la política exterior, ni la seguridad. ¿Dónde está la soberanía? Se diluye; el poder se diluye y sabemos que se produce una especie de proyección de estas responsabilidades hacia el exterior y que, en estas circunstancias, la propia estructura del poder, a escala planetaria, ha quedado trastocada.

Es más, vivimos en un mundo que ha dejado de estar dividido en bloques, en el que las organizaciones internacionales ya no desempeñan el papel que tenían y en el que Estados Unidos ejerce una hegemonía geopolítica "de facto". Se trata, por tanto, de un mundo en el que los mercados financieros exigen la aplicación de una determinada política, fijada por la OCDE y el FMI, y en el que todos los gobiernos, sean del color que sean, socialista en Italia, de derecha conservadora en España, de izquierda en Portugal, llevan a cabo exactamente la misma política, que tiene las mismas repercusiones para la sociedad. Es un ejemplo claro de que la política actual va a remolque de la economía y que ésta no es la economía real sino la economía financiera, la economía especulativa. Lo cierto es que ésas son las características de nuestro planeta.

¿Qué función tienen los medios de comunicación en este contexto? Mi análisis es el siguiente. Vivimos una nueva situación de crisis, no de crisis en el sentido económico y social del término, sino una crisis de civilización, una crisis que podría llamarse de visión del momento en que vivimos. La dificultad a la que nos enfrentamos actualmente es que se está produciendo toda una serie de fenómenos a escala planetaria que han transformado la arquitectura intelectual y cultural en la que nos desenvolvemos, pero somos incapaces de describir el edificio en el interior del cual nos encontramos. Es una crisis de inteligibilidad. Hemos de hacer frente a una crisis de inteligibilidad. Sabemos que las cosas han cambiado, disponemos de instrumentos intelectuales, pero estos instrumentos intelectuales y conceptuales no nos permiten comprender la nueva situación. Servían para desmenuzar, analizar y pormenorizar la situación anterior, pero ya no nos sirven para comprender la nueva realidad.

Esta crisis de inteligibilidad, sobre la que hemos de ser conscientes de que existe y que la padecemos (y es por eso que nos plantea tantos problemas), se basa, a mi parecer, en el hecho de que han cambiado ciertos paradigmas. Como en las grandes revoluciones científicas.



El progreso y la máquina

Un paradigma, como todo el mundo sabe, es un modelo general de pensamiento. Tengo la impresión de que han cambiado dos paradigmas importantes sobre los que se asentaba el edificio en el que vivíamos hace tan sólo unas decenas de años.

El primero es el progreso, la idea de progreso, esta idea forjada a finales del siglo XVIII y que, en definitiva, impregna todas las actividades de una sociedad. El progreso es algo que permite que desaparezcan las desigualdades, que las sociedades sean más justas, consiste en creer que la modernidad implica, por definición, que se arreglen unos cuantos problemas. Pero la idea de progreso está siendo atacada, o ha entrado en crisis. El progreso es Chernóbil o las vacas locas; un Estado progresista es la Rusia estalinista del "gulag"; se nos dice que el progreso es el Estado providencia que conduce a la parálisis social, etc.

Por tanto, el progreso es un paradigma general que hoy ha entrado claramente en crisis. Pero, ¿por qué será sustituido? ¿Cuál es el paradigma que ocupará el lugar del progreso? Mi tesis es que será sustituido precisamente por la comunicación. El progreso prometía la felicidad a nuestras sociedades, es decir, un valor añadido en la civilización. Hoy en día, a la pregunta sobre cómo estar mejor, cuando ya se está bien, se responde: comunicación. ¡Comuníquese y se encontrará mejor! Independientemente de la actividad que se trate, la respuesta masiva que se nos ofrece actualmente siempre es: hay que comunicarse. Si se plantean problemas en el seno de una familia, la razón es que los padres no hablan lo suficiente con sus hijos. Si existen conflictos en el aula, es porque los profesores no charlan lo suficiente con los alumnos. Si en una fábrica o en una oficina las cosas no van bien, es porque no se discute bastante. Lo mismo pasó con Chirac. La gente decía cosas tales como "no consigue establecer una buena comunicación", "todavía no se ha dirigido a los franceses", "hace tres meses que no se le ha visto", etc.

Las aportaciones tecnológicas se relacionan básicamente con la comunicación. En la actualidad la comunicación se considera como una especie de lubricante que hace posible que todos los elementos de una comunidad funcionen sin fricción. ¡Cuanto más se comunique uno, más feliz será! La situación no importa. ¿Está usted en el paro? ¡Comuníquese y todo irá mucho mejor!

Considero que se ha producido un cambio muy importante en cuanto a la comprensión de la sociedad en la que nos encontramos. El segundo paradigma importante sobre el que reposaba el edificio anterior era la idea de que existía una especie de funcionamiento ideal de una comunidad: la máquina, el reloj. En el siglo XVIII se consideraba que el reloj era la máquina perfecta, porque hacía coincidir la medida del tiempo con la del espacio. El espacio nos proporcionaba el tiempo. La medida del espacio nos permitía medir el tiempo. Es una ecuación casi perfecta, casi divina.

A partir de esa idea, se consideró que el modelo mecánico, el modelo de esta máquina se podía aplicar en cualquier circunstancia. Es lo que se llama funcionalismo. Se construyeron sociedades sobre el modelo de una máquina. Una máquina es un conjunto de elementos que se complementan, en el que no sobra ninguno. Si existe algún elemento de más, la máquina no funciona. La máquina integra todos los elementos que la componen, ¡y funciona! Son los funcionarios quienes hacen que funcione el Estado. Ése es el modelo.

En estos momentos, ése modelo ha dejado de servir, ha caducado. En nuestra sociedad, se acepta de nuevo que existen marginados, personas que ya no forman parte de la comunidad, piezas que le sobran a la máquina.

¿Qué modelo sustituye entonces al de la máquina? ¿Cuál es el principio de funcionamiento que permite, a pesar de todo, que pueda desarrollarse una energía? Pues, evidentemente, es el mercado. Es el principio que hoy por hoy hace funcionar las cosas, y no lo es ya el principio de la máquina.



El peso del mercado

Sin embargo, el mercado sólo integra aquellos elementos que son solventes. Todo aquello que no es solvente no está en el mercado. No es como la máquina: con la máquina todas las piezas funcionaban. Y, por supuesto, el mercado es la solución a todo y pretende integrarlo todo. No es un invento reciente. El mercado moderno, tal como explicaba Fernand Braudel, se inventó hacia el Renacimiento. ¿Qué sucede en la actualidad? Pues que el mercado, tal como funcionaba antaño, se limitaba de hecho a sectores muy concretos, como el comercio, mientras que en nuestra época el mercado abarca todos los sectores, todas las áreas de actividad.

Pensemos en áreas de actividad que durante mucho tiempo han estado al margen del mercado, como la cultura, la religión, el deporte, el amor o la muerte. Pues, hoy en día todos estos elementos han sido integrados en el mercado. El mercado tiene también derecho a regular, a regir todos estos elementos.

Queda claro, pues, que los dos paradigmas que han permitido la construcción del Estado moderno, el progreso y el reloj, han desaparecido y han sido sustituidos por la comunicación y el mercado, dos elementos sobre los que, evidentemente, se asienta un edificio totalmente diferente.

¿Qué ha pasado entonces en la esfera de lo político? ¿En qué se ha transformado el poder? En este momento está levitando, ya que no puede garantizar ni el progreso ni la cohesión social. Tiene que hacer frente a la eclosión de dos paradigmas nuevos que, evidentemente, lo hacen mejor que él. Por consiguiente, los responsables políticos, o el poder político, se encuentran en una situación delicada ante este nuevo edificio.

Esta cuestión permite plantear el problema de la política. ¿En qué se ha transformado la política en esta nueva situación? Es una cuestión de filosofía política, pero es patente la situación de incomodidad que se aprecia en algunos políticos y en los ciudadanos.

La cuestión de la ética se sitúa ahora el centro de preocupación de los periodistas. En nombre de la industrialización de la información, el ámbito de actividad de éstos se ha reducido considerablemente y es evidente que se enfrentan, en la mayoría de casos (por supuesto, siempre hay excepciones), a un sistema tanto de jerarquía como de propiedad, que reclama una rentabilidad inmediata. Por consiguiente, los periodistas se preocupan por lo que se les va a pedir, y más si lo que se les pide entra en contradicción con lo que piensan realmente.



La información y las relaciones públicas

Se trata de problemas harto conocidos: la influencia de la publicidad o de los anunciantes, la influencia de los accionistas que poseen una parte de la propiedad de un diario, etc. Todo esto acaba pesando mucho, hasta el punto de que, a pesar de los muchos casos de resistencia llevados a cabo por periodistas que intentan, contra viento y marea, defender su propia idea de la ética, también se producen muchos casos de abandono.

Además, cada vez es más frecuente refugiarse en la comunicación en el sentido de "relaciones públicas". Una de las grandes enfermedades de la información actual es la confusión que existe entre el universo de la comunicación y las relaciones públicas y el de la información. Una pregunta pertinente es: ¿en qué se ha convertido la especificidad del periodista en este nuevo contexto de la comunicación? Esta pregunta es pertinente porque vivimos en una sociedad en la que todo el mundo quiere comunicar algo y, en concreto, todas las instituciones producen información. La comunicación, en este sentido, es un discurso adulador emitido por una institución que espera que ese discurso le reporte algún beneficio.

Esta comunicación acaba por asfixiar al periodista. Todas las instituciones políticas, los partidos, los sindicatos, las alcaldías, etc., producen comunicación, tienen sus propios periódicos, sus boletines, etc. Las instituciones culturales, económicas o industriales producen información. Muy a menudo, entregan esta información a los periodistas y les piden que se limiten a reproducirla. Evidentemente, la petición no se presenta como una orden, pero la forma puede ser muy seductora.

Todo el mundo sabe que cuando las marcas de automóviles hacen pruebas, éstas siempre tienen lugar en paraísos como las Bahamas, porque así se puede invitar a los periodistas durante una semana en un hotel magnífico. Por supuesto, los periodistas harán su trabajo, pero en un contexto que favorece la comunicación en un determinado sentido. Por consiguiente, muchos periodistas acabarán limitándose a ser el canal que transfiere la comunicación emitida por tal o cual industria, tal o cual institución política, económica, cultural o social. Es una manera de llegar a un pacto con su conciencia y su ética.

Es cierto que las nuevas tecnologías favorecen considerablemente la desaparición de la especificidad del periodista. A medida que se desarrollan las tecnologías de la comunicación, aumenta el número de grupos que producen comunicación. Por decirlo de forma un tanto esquemática, sin la fotocopiadora no se hubiese producido el Mayo del 68. El fascismo no hubiese sido lo que fue sin los altavoces y los micrófonos, porque nadie se puede dirigir con la única ayuda de la voz a mil personas al mismo tiempo. Las tecnologías de la comunicación han producido la explosión de las radios libres, o el fax. Actualmente, gracias a Internet, cada uno de nosotros puede no sólo convertirse en periodista, sino ponerse a la cabeza de un medio de comunicación.



Conciencia y responsabilidad

¿Qué subsiste, pues, como elemento específico de los periodistas? Ésta es una de las cuestiones que más les duele a los medios de comunicación, especialmente a la prensa escrita. Los medios de comunicación que más se desarrollan son los medios relacionados con las tecnologías del sonido y la imagen. Incluso cuando la información es escrita, lo está sobre una pantalla.

Los periodistas no forman un cuerpo homogéneo. Existen opiniones enfrentadas y mucho debate. Es una profesión que hoy exige un enorme trabajo. Además, los periodistas son ciudadanos, y grandes consumidores de medios de comunicación, más que las demás personas. Son muy conscientes de que existen todos estos problemas y discuten de ellos continuamente.

Hay una toma de conciencia colectiva, pero ¿existe una responsabilidad? ¿Esta responsabilidad sería únicamente de los periodistas? Los ciudadanos también tienen su responsabilidad en este asunto, porque informarse es una actividad, no es algo pasivo. Los ciudadanos no son simples receptores de medios de comunicación. Es evidente que el emisor tiene una gran responsabilidad, pero informarse también quiere decir saber cambiar de fuente, resistirse a ella si es demasiado fácil, etc. Para mucha gente ya no es difícil darse cuenta de que el telediario no basta para estar informado. El telediario no está hecho para informar, sino para distraer. Está estructurado como una película, es una película al estilo de Hollywood. Empieza de una cierta manera, y acaba con un final feliz. No se puede poner el final al principio, mientras que en un periódico se puede empezar por el final. Al finalizar el telediario, casi todo el mundo se ha olvidado de lo que ha pasado al principio. Y siempre acaba con risas y piruetas.

No se puede achacar todos los males a la televisión. No es una cuestión de moral o de mala fe, es cuestión de saber cómo funciona. No se puede decir: la televisión me informa mal, ella es la culpable. Ciertamente es culpable, pero no tiene toda la culpa, porque nadie puede afirmar que, al llegar a casa, con sólo tumbarse en el sofá con un vaso de naranjada en la mano, vaya a entender todo lo que pasa en el mundo. Lo que pasa en el mundo es muy complicado. Es un poco como si alguien pretendiese aprender japonés en un fin de semana y sin esfuerzo; se estaría mintiendo. La persona que se dice a sí misma: voy a informarme mirando un telediario, se está mintiendo a sí misma, porque no se da cuenta que está haciendo una apuesta con su propia pereza.



Informarse o saber que pasa

Todo el esfuerzo no puede recaer sobre un medio de comunicación concreto, sobre todo cuando la información es superabundante, como en nuestro tiempo. El ciudadano tiene dos posibilidades: o bien se quiere informar o bien sólo quiere saber vagamente lo que pasa. En el primer caso, siempre se puede hacer a base de recortar y pegar las informaciones. No sólo existen los periódicos, también hay revistas y libros. Sin embargo, hay que tener la voluntad de hacerlo. Eso significa trabajo.

Por otro lado, no todo lo que hace la televisión, desde el punto de vista de la información, es una basura, ni mucho menos. Dicho más claro, por muy exigente que sea el telespectador con los telediarios, un género por lo demás bastante superficial, lo que no puede exigirles es lo que no pueden dar. En treinta minutos tienen que tratar una veintena de informaciones.

En cambio, a mi entender, la televisión puede hacer bien su trabajo cuando se trata de reportajes y emisiones especiales. El reportaje de la BBC sobre Bosnia sería un maravilloso ejemplo de un tipo de periodismo que puede hacer la televisión. Otro ejemplo es un documental en dos capítulos sobre la guerra de las Malvinas, que fue una guerra importantísima en la historia de los medios de comunicación, ya que sirvió de modelo para la del Golfo, desde el punto de vista negativo. Sin embargo, eso supone tener la voluntad de seguir un mismo tema durante varias horas, lo cual no hace sino reforzar lo que se dijo más arriba: también es necesaria la voluntad de hacer un esfuerzo por parte del telespectador. En cuanto a su funcionamiento, el medio de comunicación dispone de todas las posibilidades.

Informar no es sólo interesarse por ciertos ámbitos considerados importantes, como la economía, la política, la cultura o la ecología, sino también por la propia información y la comunicación. Es necesario que los medios de comunicación analicen su propio funcionamiento. Los medios ya no pueden presentarse simplemente como un ojo que mira, y que no puede verse. Es cierto que el ojo ve y no puede verse, pero esta metáfora no puede aplicarse a los medios de comunicación, porque han dejado de tener esa característica propia del periscopio o de cualquier instrumento óptico privilegiado. Todo el mundo los ve y todo el mundo sabe de alguna manera que no son perfectos. La gente espera de los medios que hagan una autocrítica, que se analicen a sí mismos. De la misma manera que los medios pueden ser exigentes con tal o cual profesión o sector, ¿por qué no lo son con ellos mismos?

Estoy convencido de que los medios de comunicación deberían proceder a análisis más serios sobre su propio funcionamiento, aunque sólo fuera para que todo el mundo supiera cómo trabajan y que no son reacios a la inspección, la introspección y la crítica. No han de tener una posición privilegiada. No están sólo para juzgar a los demás, sin poder ser juzgados a su vez. Es importante que, cuando se cometen errores, se reconozcan. Sólo así se hace pedagogía. Esta idea avanzará, aunque sea lentamente, porque es muy cómodo juzgar sin ser juzgado.




*Director de "Le Monde Diplomatique".



Acerca de las teorías de la comunicación

Las teorías de la comunicación son corrientes que valen la pena analizar ya que permiten un enfoque conceptual bajo el cual se puede analizar todos los fenómenos comunicacionales a los cuales estamos sujetos. El objetivo que nos reúne es observar y analizar aquellos aspectos que son puntos de referencia a la hora del análisis comunicacional y que por consiguiente afectan la mirada de la comunicación desde la óptica de las personas que se preparan para ser estudiosos de este campo.
El primero de los aspectos que podemos destacar es el que se refiere a saber y poder estos conceptos están fuertemente ligados si se observa desde el punto de vista de las teorías de la comunicación específicamente la funcionalista, la cual nace y se consolida a partir de otras doctrinas como el positivismo. Se constituye como una teoría del saber, que no admite otra realidad que no sean los hechos y que solo se convierte en realidad aquello que puede ser experimentado mediante el conocimiento científico. Así pues los saberes son herramientas fundamentales que existen siempre y cuando ejerzan funciones gracias al poder que las prácticas comunicativas y de la evolución que las tecnologías le conceden.
Un ejemplo de poder en esta corriente se puede
ver con la influencia de los medios de comunicación en la sociedad. La teoría argumenta que los medios son utilizados por el estado (situación que no es ajena a la actualidad) para vigilar el entorno, controlarlo y para transmitir la herencia social, antes transmitida mediante la educación. Desde esta perspectiva los medios de comunicación social son subsistemas dentro del sistema social.
Otro de los puntos que se constituyen como factores importantes a la hora de analizar las teorías de la comunicación son las que corresponden con el control social que los medios masivos de comunicación logran ejercer sobre los públicos.
La repercusión y la influencia de los medios de comunicación sobre la audiencia fueron las investigaciones que realizaron sociólogos de diferentes corrientes teóricas e impulsaron a continuar con diferentes temáticas importantes.
Una de ellas es el análisis del contenido de los mensajes producto de la necesidad de evaluar la repercusión y el impacto de discursos publicitarios y políticos. Estudiosos se dedicaron a medir los efectos de un tipo particular de discursos; es decir aquella que expresa la intención deliberada del emisor de influir en el receptor a través de mecanismos de persuasión. Los resultados se observaban según los estudios de la escuela de Chicago a partir de los comportamientos de los individuos y de un grupo en general.
‘Berelson definía los objetivos del análisis de contenido como la descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido manifiesto de las comunicaciones. (INDUSTRIAS CULTURALES)
Otra temática fue los estudios relativos a los efectos de medios y mensajes sobre distintos grupos sociales, principalmente acogida por la sociología funcionalista y la psicología conductista y por el modelo estimulo respuesta. Así pues dentro de estos estudios se concibe que los modernos medios de comunicación conformaran un nuevo campo de estímulo con el poder de definir el comportamiento, las emociones etc. a las personas concebidas como sujetos iguales podríamos definirlos como masa que no tiene control de los mensajes.
Sin embargo a estas teorías se fueron introduciendo nuevos conceptos, nuevas variables que darían una valor agregado a los análisis tanto de los contenidos y de los individuos. Fue tal la influencia de los medios sobre los receptores del mensaje que se empezó a tejer en la escuela de Franckfurt la teoría de que los medios de comunicación son un instrumento de manipulación cultural y de vulgarización de la cultura.
Posteriormente llegaría la idea de industria de la cultura: de la misma forma que la sociedad se industrializa, también lo hace la cultura, es decir, la cultura se convierte en una mercancía. Los medios de comunicación en lugar de desarrollar la capacidad crítica de las personas, lo que hacen es provocar mentalidades rígidas.
De esta forma, la cultura se convierte en una ideología. El pilar ideológico de la industria cultural es la publicidad.
Con respecto a la cultura que es un factor trascendental dentro de nuestras sociedades es importante aclarar esa relación que existe entre sujeto y la cultura. La Cultura es la base de todas las formas de la actividad humana y constituye un mecanismo del comportamiento del hombre. Aspectos esenciales que contempla esta orientación son la historia y la psicología de la comunidad y sus miembros, lo que imprime un carácter único e irrepetible a la cultura, es decir se concibe como la estructura social de una comunidad.
La concepción de cultura se vincula mucho más con el concepto de sociedad, incluyendo la comunicación, el lenguaje y la literatura, entre otros aspectos. Se afianza el concepto de Parson “la sociedad es un sistema que se caracteriza por su capacidad de reproducción y regulación autosuficientes. Constituida por la interacción de miembros individuales, y estos tienen metas y objetivos colectivos que comparten con la mayoría de los grupos sociales del sistema.”
La aceptación de una cultura en cada sujeto de una comunidad se le denomina equilibrio cultural, el campo de la comunicación estudia los dispositivos culturales, en el se analizan los cambios que podrían producirse en los procesos de socialización de los actores sociales (la esfera publica).
De tal forma que los medios tienen la capacidad y la eficacia real para integrar y reclutar sujetos por sus distintas clases sociales, sus proyectos ideológicos etc, existe una recepción y un consumo cultural, dedicado al estudio de la compleja red de relaciones consientes e inconscientes que se produce en el proceso de recepción de mensajes. Maneja puntos centrales en dicha investigación;
*Son clasificados y categorizados: Los públicos de los medios de comunicación son vistos como destinatarios, como agente sociales cuya respuesta depende de su origen, sus intereses colectivos, su competencia lingüística y cultural.
*Por el origen del emisor, el mensaje no es neutro por ello tiene un nuevo significante.
*Muchas veces los sujetos con una misma ideología sufren de la manipulación ideología que frecuentemente venden los medios.
Y se concluye en la investigación que es importante pertenecer a una cultura alternativa y no pertenecer al modelo institucional hegemónico.
Así pues, el papel que juega los sujetos y si se puede catalogar la sociedad, son indispensables para los medios y en general para cualquier tipo de acto comunicativo ya que puede ser analizado, investigado y modificado siempre y cuando se ajuste a los intereses del emisor o de quien encábese la información y la intención del mensaje con el que se quiere llegar. Las teorías de la comunicación han permitido el desarrollo y el avance de nuevos estudios en materia de comunicación de persuasión, de mensajes que ha servido para incluir nuevos modelos y establecer diferencias en los diferentes agentes de la comunicación.