Surge la necesidad
de abrir el debate sobre la existencia de “un claro y deteriorado hecho de la
información y la comunicación en función de una opinión pública sólidamente
constituida”, tal y como lo afirma el escritor y teórico de la comunicación
argentino, Aníbal Ford en su texto “Resto del mundo”, en relación con el
protagonismo que ha venido adquiriendo en los últimos años y, particularmente en
América Latina, el infroentrenimiento en la “agenda noticiosa”.
Para Martini, esta definición presupone un proceso de
retroalimentación que “excluye toda consideración del circuito de la
comunicación como lineal, y reconoce al público como actor en la producción de
significados”, dice. Finalmente, es el público quien da sentido o vida a esos
mensajes transmitidos por medio de una subjetividad la cual está conformada de vivencias,
estilos de vida dentro de una sociedad y una cultura determinada; en otras
palabras un mensaje depende de un contexto, un momento y una cultura.
Es por eso que construir los acontecimientos para la socialización y la constitución de la opinión pública implica “un alto grado de responsabilidad por la capacidad de alcance y naturalización de los discursos massmediáticos”, subraya Stella Martini.
Es por eso que construir los acontecimientos para la socialización y la constitución de la opinión pública implica “un alto grado de responsabilidad por la capacidad de alcance y naturalización de los discursos massmediáticos”, subraya Stella Martini.
Así mismo, señala cómo el trabajo de periodista se
desarrolló, en su mayoría, “en un contexto de sociedades de crisis, de fuertes
transformaciones socioestructurales y de una tensión constante entre las
noticias que producen y el estado de la opinión pública, por una parte, y en
una relación conflictiva con el poder político y económico. (Martini, 2.000: 25).
En el marco latinoamericano, no es fácil explicar la evolución de las noticias; sin embargo, las distintas doctrinas y teorías provenientes de otros países, así como la aparición de nuevos pensamientos, hicieron del drama, las tradiciones, las letras, las costumbres, la economía y la gramática misma de la lengua, la mayor fuente de riqueza de la comunicación.
El reconocimiento de una realidad camino a la
globalización y los grandes cambios en materia cultural, no son ajenos a la
urgencia de articular la información, la comunicación y la cultura, ¿pero, cómo
hacerlo de forma adecuada? Muy acertado resulta Aníbal Ford al decir en su
texto ‘Resto del mundo’, que uno de los ejes de esta problemática es la relación
entre la información y una de sus zonas de mayor condensación: la noticia,
teniendo en cuenta su larga persistencia y la forma en que se generó a mediados
del siglo XIX, durante la urbanización, la revolución industrial y esa etapa de
la modernidad.
Así pues en el estado ideal de lo que es noticia, habría
que definirla como aquella que rompe con lo cotidiano y revela lo desconocido.
Su importancia debe ser tan alta que debe interesar a un amplio grupo de
personas y responder, de acuerdo con Stella Martini, a los criterios de
novedad, imprevisibilidad, excepcionalidad, relevancia, jerarquía de los
protagonistas y efectos en el futuro.
Al tomar en cuenta los valores que rigen la
noticiabilidad, “la noticia puede ser definida como la construcción
periodística de un acontecimiento cuya novedad, imprevisibilidad y efectos
futuros sobre la sociedad lo ubican públicamente para su reconocimiento”, dice
Martini.
Es así, pues, que el punto de partida de la noticia son
los acontecimientos, los cuales marcan una ruptura en la historia diaria y que
son noticiables en un momento determinado.
Entre los valores más importantes de las noticias están
la novedad, originalidad, evolución futura de acontecimientos, importancia y
gravedad, proximidad geográfica del hecho a la sociedad, magnitud por la
cantidad de personas o lugares implicado, incluso la jerarquía de los
personajes.
Stella Martini y Lila Luchesii, en el capítulo III del
texto ‘Noticia y agenda: el periodismo en acción’, coinciden en que la noticia
desplaza el hecho y ocupa desde su propia relevancia, lograda por el trabajo de
construcción, el espacio mediático. “El trabajo depende del tipo de suceso, es
decir, hay modalidades que se aplican habitualmente para los temas y las series
de acontecimientos, para, para la nota que sale en un bloque o una sección
determinados, describen.
Según las autoras, los acontecimientos que se hacen
públicos tienen el carácter de imprevistos y de excepcionales. Esto es, la
noticia es el relato de la excepción de un acontecimiento fuera de serie que
desarma la repetición cotidiana de la
vida en una sociedad, del mundo, y lo lleva a las tapas de los diarios, a la
pantalla televisiva, al aire de la radio.
“Otras veces un acontecimiento se transforma en un tema
que se instala en la agenda del medio y constituye una serie como el de las
migraciones pobres o el del desempleo en los sectores más jóvenes de la
población” (Martini, Luchesii, p. 38).
En función de informar, las fuentes juegan un papel
fundamental en las noticias. Son las herramientas indispensables para la
construcción de la misma. La mezcla ideal entre lo real y lo objetivo, la
sensibilidad y el interés ante un hecho. La noticia por su condición contiene
elementos valorativos que intenta reflejar lo acaecido dando fechas, datos
exactos, y por su puesto un relato lo más cercano posible de la verdad.
Para Stella Martini y Lila Luchesii, las principales
fuentes de información que por lo general suelen ser los actores de los acontecimientos, necesitan
del espacio y la difusión que los medios les permiten en el ámbito público. “Las
fuentes de información, los públicos y los periodistas constituyen la triangulación
básica operativa en la construcción de la noticia”.
No obstante, también hay que reconocer que el proceso de
construcción de la noticia está sometido a presiones de diversos grados y
orígenes. Según McQuail, en el centro de las demandas y presiones está la
empresa de medios y sobre ella, en un primer nivel operan las fuentes, las
audiencias, los propietarios y los
anunciantes y en un segundo nivel, los inversores, los grupos de presión
(nacionales y trasnacionales), el gobierno y las instituciones políticas y
sociales.
Para nadie es un secreto que hay que hacer una noticia
vendible y esta a su vez, se convierte en la manera de medir el éxito de los
medios. La necesidad de producir información simplemente para entretener una
audiencia poco hábil para clasificar su nivel de influencia se reduce con el infoentretenimiento,
aplicada más que todo en televisión. En este proceso la noticia deja de ser
noticia para convertirse en espectáculo, algo que producirá expectativa,
sensacionalismo y asegurará una audiencia gustosa por este tipo de información.
Las tragedias, las comedias y en general el espectáculo comenzaron a
tomar bastante fuera en América Latina poco después de que los temas de
comunicación, incluidos sus estudios y efectos tuvieran un componente de
politización, como resultado de la relación entre los procesos de
transformación social, los modelos de desarrollo y las propuestas políticas de
cambio estructural.
Los temas de política de los canales informativos empiezan
a simplificar sus informaciones, sesgar y muchas veces censurar noticias en
función de los intereses de los propietarios de medios.
Por otro lado, están los ciudadanos del común, que se
constituyen en fuente informativa cuando son protagonistas de hechos que causan
conmoción y que pueden derivar en sucesos futuros.
La profundidad describe un estilo de la noticia. Pero
también una forma de entender la noticia. En este caso, definición de la
noticia y estilo de la noticia se equiparan porque la exigencia por mayor
profundidad se reitera en varios testimonios. Igaulmente, sin desvirtuar los
hechos noticiosos fundamentados por la objetividad, cada periodista imprime su
sello personal, por lo que intenta hacer una clasificación de la
información, sin perder la esencia del género, que en últimas es informar.
Entonces aquí viene el papel de los medios. De acuerdo
con la politóloga, Noelle-Neumann, la función de los medios se manifiesta en
las acciones de los ciudadanos. “Pero la información periodística es cada vez
más un insumo para la inserción en la socialización cotidiana que una
herramienta de construcción de ciudadanía comprometida con la democracia”,
dice.
La mayoría de medios se rigen por una agenda, resultado
de los temas seleccionados y construidos como noticias, pero, a la vez, es la
posibilidad para la audiencia de organizar su consumo. En ella se incluyen las
visiones, las necesidades, los contratos de lectura y los pactos con las
fuentes.
No hay que olvidar que la noticia se enfrenta con una
realidad: la inmediatez, la misma que a veces resulta pobre e invade la misma
función del ejercicio ante la urgencia cotidiana de tener que informar. El
debate público hoy se centra en su intento por profundizar y mostrar con rigor
y transparencia una realidad, que hoy es cuestionada por otros poderes de orden
político, económico y social. Es cuando aparecen los principios que rigen al
periodismo y de los medios por salvaguardar una independencia, lejos de los
poderosos.
Un oficio que debe jugar con otros elementos necesarios
en el marco de construcción de sociedad: la democracia y la opinión pública, ambas como parte de un proceso de transformación
sociocultural en marcha, crítico e incierto.
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